¿Tienen los españoles una idea poco clara del sistema capitalista?

Las monedas en el pan. / Dibujo de Agim Sulaj, de Albania.
Las monedas en el pan. / Dibujo de Agim Sulaj, de Albania.

"Los españoles reclamamos una moral socialista basada en un Estado fuerte y justo, pero a nivel indivudual abrazamos el sistema capitalista y nos mofamos del Estado", dice este autor.

¿Tienen los españoles una idea poco clara del sistema capitalista?

"Los españoles reclamamos una moral socialista basada en un Estado fuerte y justo, pero a nivel indivudual abrazamos el sistema capitalista y nos mofamos del Estado", dice este autor.

En un programa reciente de televisión, el Gran Wyoming hacia entrevistas alternas a pobres y ricos sobre como habían pasado las vacaciones, logrando mostrar la gran diferencia que existe entre estos dos colectivos. Las diferencias eran notorias en cuanto a las actividades realizadas  y su precio, aunque no decían nada de quien había sido realmente mas feliz. 

Una importante mayoría de españoles y todos los seguidores de Wyoming, se pusieron del lado de los pobres y rechazaban la injusticia social del hecho. Si este mismo programa se hubiese emitido en Estados Unidos, la mayoría se habría puesto de parte de los ricos porque allí se admira al que triunfa, al que tiene éxito, convencidos como están de que existe una igualdad de oportunidades y cualquiera puede llegar a rico si trabaja duramente con ambición e inteligencia. Hasta el rico esta orgulloso de serlo y se muestra altruista provocando que la gran mayoría de lo público sean donaciones de particulares, desde bancos públicos a obras de arte o auténticas fortunas que van a obras sociales, mientras que en otras partes del mundo, y especialmente en España, los más ricos deben ocultar su bienestar discretamente porque provoca envidias insanas aunque su fortuna haya sido conseguida de forma honrada al alcance de cualquiera. Aquí se destruye al triunfador por el hecho de serlo.

El capitalismo ha tomado dos direcciones, la liberal que utilizan los americanos donde están convencidos de que cualquier servicio gratuito, aunque sea para la salud, desincentiviza la iniciativa y el esfuerzo, y el europeo donde el estado debe suministrar todos los servicios básicos con la mejor calidad y gratis. El otro modelo que ha coexistido, el socialismo real, ha muerto porque en el fondo la gente de todas partes pide justicia pero a nivel individual quieren ser ricos y poderosos, y como prueba solo tenemos que ver la cantidad de revistas del corazón que se venden, lo mismo el Hola que el Hello, mostrando el lujo más exquisito.

El capitalismo es mucho más rápido creando riqueza, como era de esperar porque prima el beneficio, pero hace un mal reparto de ella ya que solo la alcanzan los más fuertes, lo mejor dotados, mientras que la socialdemocracia hace una reparto mas justo protegiendo al débil, al desfavorecido, pero crece mas lento. También la capacidad de reacción y de solucionar problemas es más rápida en una economía liberal que en una socializada por el volumen de gasto del estado, lo que se traduce en una fuerte carga impositiva que detrae recursos económicos del mercado y refuerza mucho el número de funcionarios necesario para el funcionamiento de las Instituciones.

No se trata pues de establecer un sistema económico para la social del que pueda salirse a nivel individual aquel que tenga la oportunidad, pero solo si el afortunado es uno mismo, se trata de saber lo que queremos y lo que votamos porque ambas cosas no pueden ser. No se puede pretender un sistema liberal o ultraliberal y al mismo tiempo que se comporte de forma socialista. Son dos formas de entender el mundo, oportunidad o seguridad, lucha y ambición o justicia. Es duro pero es así. Si damos un euro a cada español, tendremos más alegría porque ese día la caña viene con tapa, pero si damos 40 millones de euros a un empresario (honrado) tendremos una nueva fábrica produciendo, creando riqueza y puestos de trabajo. 

Pensemos antes de votar. Los suizos en su referéndum votaron que todas las necesidades básicas, los derechos sociales, se mantuviesen aun a costa de pagar más impuestos, y los americanos se están inclinando de nuevo hacia la menor carga impositiva votando republicano. Nada es malo ni bueno, solo hay que saber lo que se quiere y no pedir peras al olmo votando a la derecha para que haga un reparto justo ni a la izquierda para que acelere el crecimiento. De la utopía hablare otro día. 

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