El PIB español cayó un 1,4% en 2012 y podría ocurrir que en 2013 el comportamiento sea similar

Bolsa de Madrid
Aquellas pequeñas y medianas empresas españolas que han conseguido sobrevivir tras los últimos 5 años de aguda crisis, tienen ante sí un reto muy duro: conseguir financiación para sus proyectos.
El PIB español cayó un 1,4% en 2012 y podría ocurrir que en 2013 el comportamiento sea similar

Parqué de la Bolsa de Madrid

El actual contexto económico español sigue siendo desolador. El PIB cayó un 1,4% en 2012 y podría ocurrir que en 2013 el comportamiento sea similar o peor. En cualquier caso, lo que parece seguro es que la coyuntura no será buena a medio plazo. Aquellas pequeñas y medianas empresas españolas que han conseguido sobrevivir tras los últimos 5 años de aguda crisis, tienen ante sí un reto muy duro: conseguir financiación para sus proyectos.

Desgraciadamente, nuestras entidades financieras parecen estar, en general, más preocupadas por otras cuestiones que por estudiar posibles operaciones de financiación a las pymes, sector que representa el 99% del tejido empresarial y un 65% del PIB español.

En este escenario, que es el actual y que puede durar algunos años, ha surgido en los tres últimos años una oportunidad de financiación que creemos que todavía no es lo suficientemente conocida por nuestro empresariado: el Mercado Alternativo Bursátil. Es obvio y evidente que faltan muchos aspectos por mejorar, pero es una opción para conseguir capital, facilitando la inversión de estas compañías y con una regulación a medida para pymes. A la vista de lo que ha pasado en otros países de nuestro entorno, el MAB tiene que dirigirse paulatina e inexorablemente hacia su objetivo. Desde que comenzó su actividad, en julio de 2009, las empresas que cotizan en el MAB han conseguido captar más de 120 millones de euros, pero para que tenga una cierta incidencia económica en nuestro tejido productivo, hace falta más.

Las empresas del MAB

Por lo vivido hasta ahora, ¿Cuál ha sido la evolución de este mercado? Desde que Zinkia lo inauguró en julio de 2009, se han unido 22 empresas al proyecto, y se espera que próximamente haya nuevas incorporaciones. En otros países existen casos similares con éxitos rotundos. En Londres existe el AIM, donde cotizan más de 1.200 pequeñas empresas y en Francia existen 170 compañías de este tipo. A la vista de estas cifras, parecería lógico pensar que la economía española no ha estado a la altura esperada, pero existen ciertos matices que nos hacen pensar de otra forma. En primer lugar, sería difícil encontrar un entorno económico peor que aquel en el que se ha desarrollado el MAB hasta ahora. En nuestra opinión, hay que felicitar a nuestra sociedad de bolsas por la titánica tarea que ha supuesto poner en marcha este mercado. Además, otros mercados similares (Alternext o AIM), han sufrido y están sufriendo como consecuencia de la crisis, lo que se ha traducido en una notable reducción de su tamaño y del número de empresas que cotizan, al contrario de lo que está ocurriendo en España.

Por otra parte, es muy reseñable el escaso apoyo institucional en forma de ayudas económicas, pero sobre todo fiscales, a las empresas de este segmento, como ya ocurre en el Reino Unido o en Francia. Actualmente, según reconocen fuentes bursátiles, las negociaciones con las autoridades para poner en marcha estas ventajas fiscales en España están en punto muerto, pues el Gobierno cree que pudieran tener un elevado coste político, difícilmente asumible en el presente contexto de consolidación fiscal.

Cifras de empresas ya cotizadas

Pero veamos algunas cifras de este mercado, para poder conocerlo un poco mejor (en próximas fechas conoceremos los resultados del 2012, lo que permitirá una aproximación actualizada). De 2010 a 2011, las empresas del MAB incrementaron su facturación un 46,5% y su EBITDA un 26%. En lo tocante al empleo, el aumento medio de las plantillas fue del 26%. Vemos, por tanto, que las empresas no sólo han encontrado financiación, sino un apoyo para su crecimiento, a partir de una mayor notoriedad, prestigio y difusión accionarial. A cambio de ello, han tenido que modificar su cultura, haciéndose más transparentes y profesionales.

Es evidente que las cifras que muestran las empresas cotizadas en este mercado difieren, y mucho, de la coyuntura actual española. Por ello, es muy importante apuntalar este mecanismo de financiación de las empresas para que pueda cumplir una de sus funciones principales: canalizar el ahorro privado hacia sectores productivos y generadores de empleo y riqueza de la economía.

En cuanto a las valoraciones y cotizaciones de las compañías, se pueden encontrar en este mercado casos muy positivos, como Gowex. La firma de telecomunicaciones y redes wifi debutó en 2010 a 3,5 euros por acción. Hoy, sus títulos valen 17 euros, habiéndose revalorizado más de un 450%.

Para que este experimento que es el MaB tenga éxito y sea un elemento dinamizador de nuestra economía, es imprescindible que las autoridades impulsen la inversión en el capital de las pymes con incentivos fiscales para el inversor, más allá de las ayudas que actualmente ofrecen desde algunas comunidades autónomas y entidades de carácter público. A imagen de lo que ocurre en el Reino Unido o Francia, se podría estudiar la aplicación de deducciones en la cuota íntegra del IRPF para inversiones en ofertas públicas y ampliaciones de capital del MAB. Así se conseguirá impulsar la captación de recursos sin aumentar el endeudamiento privado.

En cualquier caso, insistimos en que es importante adoptar medidas consensuadas entre todos los agentes sociales para apoyar una iniciativa tan importante como es el MAB. Los datos brevemente expuestos y las realidades de otros países así lo confirman. Además, es reseñable que aquellas naciones que tienen fuertemente arraigadas las prácticas, creencias y usos democráticos disponen de unos mercados de capitales muy eficientes.

Intentemos entre todos que España no sea una excepción en el área de las prácticas financieras.

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