Los autores del libro Cómo salir de esta (II) echan de menos un gran pacto de rentas

El libro Cómo salir de esta (II), a la venta en Amazon en versiones digital e impresa. / Mundiediciones
El libro Cómo salir de esta (II), a la venta en Amazon en versiones digital e impresa. / Mundiediciones
España está tratando todavía de recuperar los niveles de PIB de 2019, lo que previsiblemente hará en 2023, observa la profesora de economía María Cadaval. / Entrevista
Los autores del libro Cómo salir de esta (II) echan de menos un gran pacto de rentas

Los autores del libro Cómo salir de esta (II) echan de menos un gran pacto de rentas en España, un país que todavía está tratando de recuperar los niveles de PIB de 2019, lo que previsiblemente hará en 2023, según observa en esta entrevista la profesora de economía y coautora de la obra María Cadaval, doctora en economía con mención europea y profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde también dirige la Cátedra Iberoamericana. Es subdirectora de la Red de Investigadores en Financiación Autonómica y Descentralización Financiera en España (RIFDE), miembro del Comité Asesor del Observatorio de la Realidad Financiera (Orfin) y colabora en diversos medios de comunicación escritos –MUNDIARIO entre ellos– y audiovisuales. Es coautora, junto al periodista José Luis Gómez, del libro Cómo salir de esta (II), editado por Mundiediciones en octubre de 2021, a la venta en Amazon en versiones digital e impresa. Por su parte, José Luis Gómez, periodista, es el fundador de MUNDIARIO, periódico del que es editor. Es también comentarista de la Televisión de Galicia (TVG) y Radio Galega, así como analista económico de los diarios La Región y Atlántico, y editor del Anuario del Foro Económico de Galicia, entidad de la que es miembro fundador. Dirigió la revista Capital y los periódicos Xornal de Galicia y La Voz de Galicia y fue director editorial de Grupo Zeta.

– La pandemia ocasionó el cierre de muchas empresas y otras derivaron al trabajo online. ¿Ha sido beneficioso el trabajo online para el sostenimiento o auge de las economías?

– Durante la crisis sanitaria las personas tuvieron que adaptarse a un nuevo modo de trabajar. El confinamiento obligó a que muchas empresas implantasen el teletrabajo de manera novedosa, por lo que en el peor año de la covid-19 dos de cada diez trabajadores aproximadamente realizaron sus tareas online. Con la vuelta a la normalidad muchos de esos trabajadores regresaron a la oficina, si bien el porcentaje de personas que teletrabajan se ha incrementado más de un 70% con respecto a los datos anteriores. En la actualidad, según un estudio del Banco de España, hay sectores en los que el teletrabajo es la norma, no en vano casi la mitad de los trabajadores que lo hacen online pertenecen al sector de la informática y de las nuevas tecnologías. El trabajo online ha sido beneficioso para mantener sectores y actividades durante la Gran Reclusión, al tiempo que se ha consolidado en  áreas que son más propicias para esta forma de trabajar. La mayor flexibilidad horaria, una productividad no menor, el ahorro de tiempo y dinero en los desplazamientos son parte de las ventajas que se atribuyen al teletrabajo. En su contra se esgrimen aspectos relacionados con la ruptura de los equipos, la sensación de soledad que manifiestan algunos trabajadores, gap de género en la conciliación o la dificultad para distinguir las áreas y tiempos entre trabajo y vida personal. Para tratar de hacerles frente, algunas empresas y la administración pública han optado por un modelo híbrido, que combina el trabajo presencial con el teletrabajo.

– En España, si bien hay noticias alentadoras en materia de empleo al cierre de 2022, persiste la incertidumbre sobre las pensiones. ¿Qué está sucediendo?

– En el lado positivo de la balanza, la primera parte de la reforma del sistema de pensiones estableció en 2021 un nuevo mecanismo de revalorización de las jubilaciones, para que estas subieran automáticamente con la inflación. Actualizar todas las pensiones un 8,5% supone ahora un gasto extra de 15.000 millones de euros para las arcas del Estado, muy endeudadas. Aun así, más que un problema de gasto en pensiones, España tiene un problema de ingresos para financiar el sistema. En realidad, el problema de España es de ingresos en el conjunto de su sistema fiscal. Son varias las razones que lo explican, empezando por un mayor fraude fiscal que en otros países europeos y una menor fiscalidad ambiental, siguiendo por una baja productividad y un elevado paro estructural, y terminando con una larga lista de deducciones, exenciones y bonificaciones fiscales en varios impuestos; sobre todo en los de sociedades y renta.

– Pero hay gente que se queja precisamente de que paga muchos impuestos...

– En contra de lo que mucha gente cree, el Estado ingresa menos en España que en países como Alemania o Francia, tanto en términos absolutos –lógico, al ser un país más pequeño– como relativos, ya no tan lógico si el país quiere homologarse con sus socios de la eurozona. Hay problemas que tienen solución, como el fraude, la fiscalidad ambiental y las deducciones. Bastaría que el Estado se ponga en serio a trabajar en esos tres frentes. Pero hay otros dos que requieren algo más que disciplina con la ley en la mano: la productividad, muy baja, y el paro, todavía alto. Si el país no se industrializa será poco menos que imposible que lo consiga. Alemania, en Europa, o EE UU, al otro lado del Atlántico, tienen salarios altos porque su productividad es alta.

– ¿Tal vez por ello Bruselas sigue haciendo advertencias a España?

– La Comisión Europea ha dejado pasar los presupuestos de España para 2023, pero le ha puesto tantos reparos que suenan a enmienda severa. Una de sus alertas es sobre la deuda pública, otras sobre el elevado gasto corriente, las pensiones y los hogares y empresas vulnerables. En realidad, España tiene un endeudamiento excesivo en función del tamaño de su economía y de las reglas del euro, incumplidas desde hace mucho tiempo. Pero todo esto va a cambiar en el año 2024, que es cuando realmente actuará la Comisión Europea.

– ¿Podría considerarse la guerra en Ucrania como la tercera crisis económica del siglo XXI? ¿Cómo salir de esta?

– Sin duda, estamos viviendo la tercera crisis del siglo XXI, que ha cogido a España sin la recuperación del PIB precovid. A los problemas de demanda que se originaron durante la pandemia se han unido ahora los problemas de oferta, lo cual quiere decir que las recetas a aplicar deben ser diferentes de las que se aplicaron para tratar de salir de la crisis anterior. La subida de los precios energéticos, las materias primas más básicas como los cereales, fertilizantes o aceite de girasol, han afectado al consumo y a la inversión, al tiempo que han modificado el signo de la política monetaria que, una década después, se ha tornado restrictiva. Menos dinero en circulación, mayores tipos de interés y, probablemente, una recesión técnica que inaugure el año 2023 en las principales economías europeas. España está tratando todavía de recuperar los niveles de PIB de 2019, no tuvo tiempo en 2021 de recuperar su producto interior bruto, lo que previsiblemente hará en 2023, un año que no será fácil. Esta situación hubiera requerido un gran pacto de rentas, con el consenso básico entre patronal, sindicatos, gobierno y principal partido de la oposición, que no parece que se vaya a producir. En su ausencia, las medidas anticrisis que se han aplicado, así como el nuevo paquete de medidas que entrará en vigor en enero del año que comienza sirven para paliar los efectos de la crisis, pero no para arreglar los problemas inherentes a la misma. La transición energética, las materias primas necesarias para las producciones básicas, la garantía de fuentes alimentarias y la construcción de una nueva base económica más resiliente son los elementos imprescindibles para avanzar. 

– ¿Quiénes son los grandes beneficiados de la guerra en Ucrania?

– La guerra trae crisis, muerte, hambruna y destrucción. No obstante, en el negocio de la guerra hay ganadores, tal y como se puede observar en la evolución del valor en bolsa del  sector armamentístico, por ejemplo, donde empresas como Bae Systems han multiplicado su valor. No es menos importante la ganancia de las empresas que fabrican drones,  así como también crecen empresas de telecomunicaciones. En el ámbito de los hidrocarburos ganan todos aquellos países que pueden suplir el papel de Rusia en el suministro, así pues, Noruega o Argelia ganan con la venta de hidrocarburos o gas, también Arabia Saudí o EE UU. Las ganancias de las empresas de energías renovables son sustanciales, como se aprecia en la valoración en Bolsa de la española Acciona Energía. Los productores de alimentos no dependientes de materias primas procedentes de Ucrania han visto multiplicar sus beneficios. Sin olvidarnos de dos valores refugio clásicos como son el oro o el dólar, que ha ganado de manera significativa frente al euro, por ejemplo.

– ¿Qué consecuencias traerá la creciente inflación que azota a la zona euro?

– La subida de precios resta poder adquisitivo, es decir, empobrece a las personas y, por ende, de los países. Así, pues, la primera consecuencia son sociedades más pobres, con menor poder adquisitivo, lo que lleva a una reducción de consumo y con él del crecimiento. Esta circunstancia ha llevado a los bancos centrales a aplicar políticas monetarias restrictivas, lo que afecta al crédito y a las posibilidades de familias, empresas y administración pública de acceder a créditos a bajo precio. Las circunstancias han cambiado y en esta transición hacia el objetivo del 2% de inflación es probable que se genere una recesión técnica, que se recuperará más pronto si la guerra en Ucrania llegase a su fin.

– Miremos también al otro lado del Atlántico. ¿Qué pasa en EE UU?

– En la última campaña electoral en Estados Unidos, la economía –léase la inflación– volvió a ser protagonista, sin que por ello los electores de EE UU perdiesen de vista dos asuntos importantes: la defensa del sistema democrático y el derecho de las mujeres al aborto. El extremismo de Donald Trump es todo lo contrario de lo que piensan los demócratas y los feministas, pero no solo. Hay mucha otra gente que, siendo crítica con el presidente Joe Biden por la inflación, no dejan de ver que el republicanismo populista de Trump no es útil contra la subida de los precios. En el fondo, la gente no es tan tonta como creen algunos desde las redes sociales y se da cuenta de lo que el premio Nobel Paul Krugman sintetiza como la vacuidad de la retórica del Partido Republicano.

– Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los salarios mundiales no siguen el ritmo de la alta inflación, ¿esto podría generar un malestar social?

– La inflación europea procede, fundamentalmente, de una crisis de oferta provocada por la rotura de las cadenas globales de valor derivada de la pandemia, así como por la imposibilidad de acceso a materias primas esenciales –energéticas y alimentarias– como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. La inflación prolongada en el tiempo es la gasolina perfecta para activar un clima de tensión y malestar social. Por esta razón urge un nuevo paradigma social que permita construir un nuevo modelo económico en aras de una sociedad más justa. Los paquetes de ayuda transitorio han contribuido a calmar la tensión, si bien no son la solución al problema para aliviar el impacto de los precios de los alimentos o la electricidad. Un acuerdo de rentas amplio, completado con la provisión pública de bienes y servicios al estilo de la que se practicó en España en los años 80 son la clave. La educación, sanidad, pensiones, socialización del costes de la crianza de los hijos, un transporte público asequible, una formación dual que garantice la pasarela al puesto de trabajo, etc., pueden contribuir a rebajar la tensión y el malestar social. Se hizo tras los Pactos de la Moncloa, parcialmente se puso en práctica durante la pandemia y es posible en el año 2023 para tratar de alcanzar la paz social y evitar conflictos innecesarios

– ¿Las protestas sociales promueven transformaciones en las políticas públicas de los países involucrados?

– A lo largo de la historia, distintos movimientos sociales han conseguido impulsar importantes cambios sociales. Estoy pensando en el movimiento para la consecución de los derechos civiles, el sufragio para las mujeres, el activismo ambiental, etc. Los grandes cambios surgen a menudo del malestar y la fuerza de los movimientos sociales que acaban forzando transformaciones de calado en las políticas públicas de los países involucrados.

– ¿Qué peso tienen los migrantes en las economías de los países de acogida? ¿Representan un aporte negativo o positivo a las economías de esas naciones?

– El peso de los migrantes no es igual en EE UU que en Alemania o en España, por lo que no cabe generalizar. Lo cierto es que más de 280 millones de personas abandonaron su país para emprender la universal búsqueda de oportunidades, dignidad, libertad y una vida mejor, según la ONU. También lo es que en la actualidad, más del 80 % de los migrantes del mundo cruzan las fronteras de forma segura y ordenada. Esa migración, como observa el secretario general de Naciones Unidas, es un poderoso motor de crecimiento económico, dinamismo y entendimiento. Pero la migración no regulada por rutas cada vez más peligrosas —cruel dominio de los traficantes— sigue cobrando un precio terrible. En los últimos ocho años han muerto al menos 51.000 migrantes, y miles más han desaparecido. @mundiario

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