Las pretemporadas disparatadas les pasarán factura a los equipos de fútbol
Las antiguas pretemporadas, pensadas para que los jugadores fuesen cogiendo ritmo, han sido sustituido por giras mundiales en las que prima el interés económico antes que el deportivo.
Desde hace varias temporadas parece que los grandes, y no tan grandes, equipos de fútbol españoles están empeñados en ver quien diseña la pretemporada más disparatada. Recuerdo cuando los clubes, con sus plantillas prácticamente cerradas a mediados del verano, se concentraban en localidades tranquilas con el único objetivo de poner a punto físicamente a sus jugadores, y comenzar a trabajar en aspectos tácticos.
Para ello, solían jugar varios partidos contra rivales de poca entidad, normalmente de lugares vecinos al que se encontraban, contra los que iban ensayando sistemas y jugadas, al mismo tiempo que hacían felices a los aficionados ante la única oportunidad que tenían de ver de cerca de sus ídolos. Posteriormente, iban subiendo el nivel de sus enfrentamientos y llegaban al punto alto de la preparación jugando alguno de los prestigiosos torneos veraniegos, principalmente el Teresa Herrera o el Carranza, contra rivales europeos o sudamericanos de categoría internacional. Para finalizar, realizaban la última puesta a punto en su casa, y llegaban en perfectas condiciones para afrontar el inicio de la liga.
Pero desde hace unos años la situación ha cambiado radicalmente, principalmente en el lo que respecta a los grandes equipos. Estos ya se han metido en la dinámica de las grandes giras por Asia y América, en las que el motivo principal ya no es el deportivo, sino el de vender la marca a través de actos promocionales y publicitarios, además de jugar partidos intrascendentes contra combinados de dudosa categoría.
Lo más sorprendente es que más equipos se han apuntado a esta moda, y así este verano un equipo como el Sabadell ha realizado una gira por Japón. Con todos los respetos para el equipo arlequinado, no sé qué le habrá aportado hacer miles de kilómetros para jugar unas pachangas contra unos equipos japoneses que, seguramente, no se parecerán en nada a los rivales a los que tendrá que enfrentarse en la segunda división española.
Está demostrado que las pretemporadas mal planificadas, en las que el único objetivo es hacer caja, no sirven para nada y que, normalmente, se pagan las consecuencias a lo largo de la temporada. Pero hoy en día es impensable que los Florentinos y Sandros de turno renuncien a darse unos baños de masas en Los Ángeles, Miami o Kuala Lampur, a la vez que aprovechan para realizar gestiones que, seguramente, van más allá del plano estrictamente deportivo.
