TOKIO 2020

Kristsina Tsimanuskaia: 6 claves del caso de la atleta que se negó a volver a Bielorrusia tras los Juegos Olímpicos

Kristsina Tsimanuskaia. olympics.com
Kristsina Tsimanuskaia. / olympics.com
La velocista pidió auxilio en el aeropuerto de Tokio, cuando el Comité Olímpico de Bielorrusia intentaba obligarla a volver a Minsk por criticar a sus entrenadores. Ahora se refugia en Polonia.
Kristsina Tsimanuskaia: 6 claves del caso de la atleta que se negó a volver a Bielorrusia tras los Juegos Olímpicos

Kristsina Tsimanuskaia es noticia mundial… pero no por su actuación en Tokio 2020. La velocista, que representó a la Bielorrusia de Aleksander Luksahenko en los Juegos Olímpicos, se ha negado a volver a su país por temor a sufrir represalias por haberse quejado de sus entrenadores. Y ha obtenido una visa humanitaria para refugiarse en Polonia. 

El caso ha desatado un escándalo político internacional que, tras el secuestro del periodista Roman Protasevich y el probable asesinato de un activista bielorruso en Kiev, ha vuelto a poner a Bielorrusia, la última dictadura de Europa, en el ojo de la tormenta.

Estas son las claves que debes conocer: 

El vídeo que selló el destino de Kristsina Tsimanuskaia

Kristsina Tsimanuskaia, de 24 años, participó en la prueba de 100m el pasado viernes y quedó eliminada en la primera serie. La corredora debía competir en la prueba de 200 metros planos tres días después, pero su pesadilla comenzó en las siguientes horas: el sábado, la corredora publicó un vídeo en las redes sociales en el que se quejaba de la “mala práctica” de los responsables olímpicos de Bielorrusia. 

¿El motivo? Que sus entrenadores la habían inscrito en una prueba de relevos de 400 metros, para la que la atleta no había entrenado, debito a la ausencia de otras compañeras que no habían completado los controles de dopaje necesarios.

Tsimanuskaia eliminó la publicación poco después, tras recibir críticas de los medios estatales por no tener "espíritu de equipo". Pero su destino, al parecer, ya estaba sellado: de acuerdo con el relato de la joven, el cuerpo técnico del equipo de atletismo bielorruso se presentó en su habitación en la Villa Olímpica a las cinco de la mañana del domingo y los funcionarios le dieron una hora para empacar antes de ser escoltada al aeropuerto Haneda en Tokio.  

"Trataron de sacarme del país sin mi permiso”, denunció pronto en un vídeo publicado en el canal de Telegram de la Fundación de Solidaridad Deportiva de Bielorrusia, creada el año pasado para apoyar a los atletas críticos con el gobierno. 

Ya en Polonia, ha dado más detalles sobre el momento: “El entrenador y la gente del comité seguían diciéndome que tenía que irme a casa; que tenía que empacar todas mis cosas de inmediato; que si me resistía, actuaría en contra de la voluntad de las autoridades, porque la decisión venía de representantes de los niveles superiores, y que me esperaban graves consecuencias". 

 

La dramática odisea para no volver a Bielorrusia 

Tsimanuskaia ha contado que camino al aeropuerto habló por teléfono con su abuela... y entendió que no podía regresar a su hogar. "Ella me contó que los medios estatales de Bielorrusia me estaban criticando y señalaban que yo tenía problemas mentales, por lo que me dijo que no volviera”. "Mis padres me dijeron que no debía volver a Bielorrusia en este momento. Les creí. Incluso pensé que alguien pudo contactar con ellos y advertirles de que me esperaban problemas si regresaba", ha añadido. Al ser preguntada sobre qué tipo de problemas, la atleta ha respondido: "Tal vez la cárcel o un hospital psiquiátrico. La gente no sale de ellos fácilmente"

Una vez en el aeropuerto, la atleta se acercó para pedir auxilio a un policía japonés, mostrando un mensaje escrito en un traductor automático de internet: “Ayuda, intentan llevarme a mi país por la fuerza. Estoy en peligro”. Las autoridades ayudaron a la deportista, que pasó la noche del domingo al lunes en un hotel del aeropuerto de Tokio. Kristsina pidió asilo político en el país que quisiera acogerla y ayuda al Comité Olímpico Internacional (COI). “Temo que en Bielorrusia me puedan meter en la cárcel. No tengo miedo de ser despedida o expulsada de la selección nacional. Me preocupa mi seguridad. Y creo que en este momento no es seguro para mí volver a Bielorrusia”, declaró en Telegram.

Apenas 24 horas después, la velocista salió del aeropuerto, acompañada por algunos funcionarios del comité organizador de los Juegos y del COI. Su destino: la Embajada de Polonia en Tokio. Casi simultáneamente, las autoridades informaron que su marido, Arseni Zhdanevich, había entrado en Ucrania. Este miércoles, Tsimanuskaia finalmente abordó un vuelo con destino a Viena y el jueves aterrizó en Varsovia rodeada de policías.  

“Finalmente he podido dormir”, ha dicho la joven a los periodistas. “Durante los últimos días no había logrado pegar ojo. De todas formas, cuando los diplomáticos de Polonia se ocuparon de mí en Japón, supe que estaría bien. Además, aquí estoy bajo la protección de las autoridades polacas y de la diáspora bielorrusa. Estoy sana, fuerte, pero aún conmocionada”. 


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La investigación del Comité Olímpico Internacional

En medio del revuelo internacional, el COI ha anunciado que ha establecido una comisión interdisciplinaria para investigar el incidente y que ha retirado la acreditación olímpica a los dos entrenadores que presuntamente presionaron a Kristsina Tsimanuskaia para regresar a Minsk. "Como medida provisional... en interés del bienestar de los atletas del Comité Olímpico Nacional de Bielorrusia que siguen en Tokio", expone el comunicado, en el que también se aclara que a los dos entrenadores "se les daría una oportunidad para ser escuchados".

“Los deportistas se piensan mucho qué van a decir en Bielorrusia porque puede haber consecuencias desagradables. Yo no me contuve esta vez... afortunada o desafortunadamente”, ha subrayado la atleta. 

La respuesta de Bielorrusia 

Por su parte, el Comité Olímpico bielorruso -dirigido por el hijo mayor del presidente Aleksandr Lukashenko, Víktor Lukashenko-, lanzó su propio comunicado, asegurando que ahora mismo estaban “trabajando con el COI” para "clarificar" las razones que motivaron su actuación. 

Antes de esto, las autoridades de Bielorrusia habían afirmado que Tsimanuskaia había sido expulsada de la delegación por su “estado emocional y psicológico” y por recomendación de los médicos del equipo. La velocista sostiene que solo un psicólogo del equipo la revisó y le dijo "cosas terribles sobre algunos estados de locura; decía que algunas personas en situaciones parecidas a la mía se quitaban la vida”. 

 

¿Una protesta política?

El caso de la atleta bielorrusa ha cobrado un matiz político, en un momento en el que la represión del régimen contra los disidentes ha escalado a niveles nunca antes conocidos, justo un año después del estallido de las protestas contra Aleksandr Lukashenko. Tsimanuskaia, sin embargo, ha dejado claro que el único trasfondo de su protesta es el deportivo.

“Lo publiqué [el vídeo de las quejas] arrastrada por la emoción, no lo pensé. Más tarde, tras las amenazas, lo quité. No obstante, aquello no era un manifiesto político. Solo expresé mi indignación por la decisión de los entrenadores y los funcionarios bielorrusos de apuntarme para participar en una disciplina para la que nunca he entrenado en mi vida. Cuando intenté explicarlo, ignoraron mis mensajes, aunque vi que los leían. Entonces algo estalló en mí. Sentí que [los trabajadores del comité] no tenían respeto por los deportistas, por mi trabajo y por el esfuerzo que pongo en el deporte y en representar a nuestro país. Hablé de esta manera porque siempre lo hago abiertamente en la red sobre mi vida y mis emociones. Tampoco esperaba que un asunto deportivo se convirtiera en un escándalo político internacional. Ni que tendría que pedir ayuda a un policía japonés de un aeropuerto”, ha admitido. “Pertenezco al mundo del deporte, no al de la política. No entiendo nada de política ni digo nada sobre nuestro Gobierno. El deporte debe estar más allá de la política. Siempre intenté mantener la máxima distancia. Entrené toda mi vida, me concentré en ello”. 

El escándalo internacional 

Además de Polonia y Japón, República Checa también había ofrecido protección a la velocista; y la UE (que ya ha levantado sanciones contra Misnk) ha aprovechado el incidente para estrechar el cerco. “El intento de repatriar por la fuerza a Krystsina Tsimanouskaya contra su propia voluntad es otro ejemplo de la brutalidad de la represión del régimen de Lukashenko que golpea a todas las categorías de la sociedad bielorrusa, incluyendo atletas, y no respeta ninguna tregua olímpica“, ha expresado Nabila Massrali, portavoz del jefe del Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. 

Mientras, Krystsina Tsimanouskaya solo piensa en una cosa: continuar su carrera deportiva. “Una persona que no conoce la política no debe tratar con ella. Todo lo que quiero es continuar con mi carrera deportiva”, ha insistido. “Estoy muy triste (…). Me arrebataron mi oportunidad. Me preparé para participar en los Juegos durante cinco años. No fue fácil. Además del esfuerzo diario, de la dedicación y de la disciplina, también tuve otras dificultades: sufrí una lesión, estuve enferma de coronavirus, cambié de entrenador... Los entrenamientos eran muy intensos, fue difícil, pero sabía que tenía un objetivo: correr los 200 metros lo mejor que pudiera. Solo quería eso. Eran mis primeros Juegos Olímpicos y me los quitaron”. @mundiario


 

 

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