Vagando por rumbos de mi morada

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Vagando por rumbos de mi morada

El presente texto que leerás a continuación es el ganador de un concurso que realizamos en uno de los talleres de escritura que imparto. La autora Nancy Tamez reflexiona acerca del instante de la vida cotidiana a través de una prosa poética que raya, en ocasiones, en la narración, y que, sin embargo, hace permanecer el tono poético.   

 

Vagando por rumbos de mi morada

Por Nancy Tamez. 5am. Bajo las escaleras, todo está en penumbras, sólo un débil vestigio de luz se vislumbra y lucha por clarear todob. La oscuridad de la madrugada es casi sacra. 

Voy hacia la cocina y enciendo la cafetera. Hago lo mismo con la pequeña lámpara que descansa sobre el escritorio del estudio. En la grabadora, música de Debussy: el ambiente se impregna de él y al fundirse con el goteo celestial del artefacto cafetero forma una melodía llena de acordes en do mayor.

Tomo el trapo y la escoba, los salpico de menjurjes que esterilizan, la temporada así lo pide. Un rocío por aquí, otro más por allá. En un santiamén todo es intachable. Pulcritud, cadencia y aroma a semilla tostada rezan un poema.

Afuera llovizna. La nebulosidad permanece. El duraznero ha estado tirando florecilla, la tierra húmeda luce tapizada de zarza rosácea, y un silencio lozano enjoya el instante.

Lejano canta un gallo, luego uno más, al final son varios. Salgo y tomo asiento en una de las mecedoras del pequeño portal. Tomo mi café despacio.

El cielo quiere alborear, me resisto, parece que finalmente la nueva jornada otra vez ganará la batalla. El sueño ilusorio se escapa, como todo en la vida. A lo lejos, ruidillos y murmullos humanos matan la magia. En las calles bisbisean, la calamidad persiste. Me levanto de la mecedora y elijo vagar por los rumbos de mi morada. @mundiario

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