Un sordo puede ser intérprete de Natura y explicar la Creación

Willian y yo. / Jesús Ibáñez.
Willian y yo. / Jesús Ibáñez.

“Tres dedos sobre la barbilla”, signo que significa un nombre que me recordará a un amigo que me enseñó mucho: Willian, un sordo valiente a quien queremos imitar.

Un sordo puede ser intérprete de Natura y explicar la Creación

“Tres dedos sobre la barbilla”, signo que significa un nombre que me recordará a un amigo que me enseñó mucho: Willian, un sordo valiente a quien queremos imitar.

Este muchacho aún siendo sordo de nacimiento logró ingresar a laborar en una empresa internacional, superando las diversas y complejas pruebas que le hicieron, necesitó un traductor de Lenguaje de Señas para capacitarlo antes de comenzar a trabajar y allí es donde nuestras vidas se cruzaron.  La actitud que a mí me falta él siempre la desborda y eso nos ayudó a entendernos desde la primera seña y luego de las iniciales frases profundas descubrí detrás de sus manos una historia impresionante, tesón, inocencia, carisma, ángel, positivismo: un mundo diferente. Comprendí que realmente me había iniciado a capacitar para comunicar de una forma diferente. 

Llevo un tiempo pensando que mis manos tienen existencia en este mundo por dos razones, la primera prodigar amor, la segunda escribir; pero he añadido una nueva máxima: existen para transmitir. Durante ocho meses he repasado mis primeras palabras, oraciones, canciones y poemas en Lenguaje de Señas Guatemalteco (LENSEGUA o LSG) pero solo ha sido hasta estos últimos días que la vida me pone a prueba y me regala una experiencia conmovedora, la oportunidad de utilizar los conocimientos adquiridos y poder hacer un cambio en la vida de otra persona. Ser intérprete de nuestro idioma (Castellano) al idioma más expresivo del mundo, el de las señas, naturalmente me aterrorizó pero como siempre le he plantado cara a lo que me toque, esta no fue la excepción y mi apetito de superación y unos gramos de valentía salimos de casa listos para la aventura. Tres días bastaron para cambiar columnas enteras de mis construcciones internas.

No ha sido sino hasta hoy que he logrado comprender que no fui traductora, que el verdadero intérprete ha sido Willian y me ha traducido, en silencio, muchas cosas que Natura y la Creación no me habían sabido explicar hasta ahora. Yo traducía tecnicismos, él me contaba historias de vida; yo explicaba reglas de seguridad y él me expresaba su fortaleza interna; le repetía presentaciones y su sonrisa me enseñaba sobre la actitud correcta frente a la vida; me concentraba en saltar rápidamente de un idioma a otro y él con ojos inocentes se comía cada seña, ávido de oportunidades, lleno de sueños; le explicaba qué era lo que el galeno le preguntaba y él nos contaba su historia de vida en este bello y horrendo país. Lo presentaba ante otros y Willian nos demostraba su infinita valentía, mientras todos callábamos, boca y mentes abiertas,  silenciosos, como queriendo vivir, por un momento, su historia; nosotros aprendiendo, él enseñando sobre la vida.

Nunca le vi expresar un “no puedo”, un “quizá” o cualquier pretexto, nunca me dijo un “no sé”, jamás demostró miedo, nerviosismo, inseguridad o  temor al “qué dirán”.  Ni un “pero” ni una sola excusa ni refugiarse en sus capacidades especiales, mente abierta, ideas y metas claras, fuerza, nada de esas justificaciones en las que normalmente nos refugiamos los demás.  Esas horas de LENSEGUA las traduzco a expresiones, rostros, silencios, risas, compañerismo, admiración, un grupo unido con un bello recuerdo que esta gramática mal elaborada intenta inmortalizar; las señas fueron vaso conductor de sentimientos e ideas, Willian ha sido quien se encargó de abrirle la mente a sus expositores y compañeros, de cambiarles la vida con una dosis de positivismo y superación personal inmensa.  Todos compartimos el recuerdo unificador de un sordo valiente a quien queremos imitar y así la tolerancia acampa en varios hogares nuevos desde ese día,  la vida nos cambió.

La próxima vez que, usted amigo lector, lleve tres dedos a su mentón, recuerde por favor a este muchacho que intento describir, coja impulso y recuerde que hay personas que con menos sentidos que nosotros van por la vida cumpliendo metas y materializando imposibles, recuerde que no hay límites, somos organismos perfectos y que solo nuestra mente nos puede detener. 

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