Es imposible dialogar con aquel que repugna cualquier contingencia opuesta a su credo delirante, virtual. Marco Levrero daba a entender que con los árboles siempre hay un diálogo.
Jugaban una partida de ajedrez, el jugador tenía investigado el comportamiento de su contrincante, pero no valoró las situaciones que vivió. Nuevo microrrelato de esta autora.
Pero esta terrible historia tiene un rayo de luz que la atraviesa, de esquina a esquina, como lo hace la banda azul que cruza la bandera que da identidad a los gallegos.
En España, la Universidad debería estar en función de la transmisión del conocimiento, reforzado por el hecho de que quienes enseñan, además, puedan tener una carrera como investigadores.