"...y solo tienen 16, sus rostros embadurnados de maquillaje madrugan, se arreglan con esmero, aunque no es necesario ocultar nada a los 16", escribe la autora.
"Mis hijos creen todavía que los padres son eternos. La ignorancia los empuja a vivir. A nosotros, la ignominia, el recuerdo, los espacios que no cruzaron nuestros padres", escribe nuestro…
En El dolor de los demás , el autor murciano deja claro que una novela no soluciona nada, que la vida es jodidamente injusta y que simplemente las desgracias suceden.
Sin grandes pretensiones, Frédéric Beigbeder formula una reflexión ácida e irónica de la evolución en las relaciones de pareja, no exenta de frustración y decadentismo.