El problema está cuando una se sumerge en las aguas abisales de la mezquindad del ser humano y es consciente de lo que subyace en las últimas capas de la cebolla donde la perversidad no tiene límites.
El problema está cuando una se sumerge en las aguas abisales de la mezquindad del ser humano y es consciente de lo que subyace en las últimas capas de la cebolla donde la perversidad no tiene límites.