España se ha convertido en el paraíso de la delincuencia patria y foránea. Existen leyes, las precisas, pero solo significan un freno para el ciudadano de a pie.
España, ahora mismo, se encuentra en una encrucijada. El horizonte cercano contiene un espinoso proceso separatista junto a la quiebra del Estado de Derecho, observa este autor.