Según mis experiencias, no conozco a casi nadie que no se considere como tal. Con la particularidad de que –de ser preguntados acerca de ello– negarán siempre el serlo. Quizá la hipócrita…
La aséptica perfección de los ordenadores influye de manera definitiva en las relaciones personales al punto inevitable de esperar, cuando no exigir, idéntica perfección…