Así lo cree Idealista, que informa de que la peculiar parada de bus de este pueblo de menos de 1.000 habitantes tiene un sofá, cojines, cuadros… y hasta revistas…
Eligio, de Leiro, fundó la taberna en la década de 1920 y le dio fama por la calidad de sus vinos de O Ribeiro. Ahora mismo la regenta su yerno, buen conversador.