La plaga que se nombra a diestro y siniestro no ha surgido porque sí. Posee denominación de origen y sus minusvalorados efectos empiezan a sentirse como un terrible drama en el corazón de la cultura…
Imposible poner fronteras a un espíritu creador insobornable. Para Mandelstam la poesía era su verbo, la existencia, del creador fiel a sus principios.
La felicidad es algo imposible. Mandelstam incluso la desprecia como a una de las ideas más engañosas. Le espeta a su mujer: “¿Por qué te empeñas en querer ser feliz?”