odio

Cualquier expresión de odio es inadmisible, lo mismo que quemar la imagen del Rey y la bandera de España.

O sea, doble vara de medir, según se haga una caricatura de Yolanda Díaz, un muñeco de Sánchez o del Rey

Deberíamos reflexionar individual y colectivamente, acerca del lugar al que nos conducen el odio, las provocaciones, las desmesuras y las descalificaciones.

¿Es adecuado considerar civilizada a una sociedad que justifica la venganza?

El problema es cuando ciudadanos moderados y sus representantes normalizan a estos partidos ultra y sus ideas, dándoles interlocución y entrada en las instituciones y en los gobiernos.

El “matadlos” no tiene ni explicación ni arreglo. Es el máximo exponente del grado de odio al que se puede llegar. Ese odio frío, de táctica y consigna calculadas, que nada tiene que ver con la mera…

Quienes cavan la zanja entre buenos y malos y justifican la agresión a estos últimos son quienes desde la izquierda se sienten superiores e ellos.