Decidió no lavar el coche porque debía seguir experimentando con Dadá, pero las ardillas asesinas no eran una metáfora del texto, sino otro agente de la realidad.
Mientras la actriz Christy Mack envolvía sus juguetes de látex en plástico de burbujas, los líquidos pasos del asesino maltrataban el césped del jardín…