Cuando el Gobierno central está predispuesto a las demandas territoriales, el nacionalismo gallego no propone nada relevante, ni siquiera en el plano simbólico.
La dinámica de la economía española favorece el eje mediterráneo. Para evitar la preterición de las necesidades de la economía gallega se debe ejercer presión constante.
No es una guerra, pues la relación es totalmente asimétrica. Es solo el intento de Hamás y de sus aliados de sabotear el progresivo reconocimiento internacional de Israel.
Rubiales ha brindado al Gobierno una performance de verano que, de momento, solo ha producido frustración. Feijóo pierde crédito cada día con decisiones erráticas.
El derrotismo se ha instalado en la organización. Tanto el Secretario General como el Ministro de Sanidad han rechazado concurrir como candidatos a la Xunta de Galicia.
Solo el PSOE puede lograr una mayoría parlamentaria, pero al precio de asumir demandas de ERC, Junts y Bildu, todos abiertamente separatistas, apoyados por Sumar.
El hundimiento electoral de Vox le impide contar con el socio de referencia. Las encuestas han fallado de forma estrepitosa cuestionando su modelo y sus intereses.
Estamos ante una creciente heterogeneidad de los gobiernos territoriales y, por tanto, ante una previsible inestabilidad de los ejecutivos minoritarios o de coalición.
Si el PP gana necesitará abstenciones de la oposición para no depender de Vox. Si el PSOE forma Gobierno, las demandas de los aliados serán mucho mayores que hasta ahora.
La nueva política ha demostrado ser mucho peor que la antigua. Solo importa resolver el problema de los dirigentes sin rastro alguno de proyecto político.
Pierde el Gobierno, pierden los partidos que lo forman y todos sus aliados territoriales. Es el efecto de una campaña presidencialista que encumbra al PP.
La comedia francesa aborda todos los temas, muchas veces con sabor tan local que es difícil asimilarla desde otras culturas, pero en general con niveles de solvencia, calidad artística y actoral.
Gobierno y PSOE se ven libres de un debate muy negativo para sus intereses mientras Ayuso intenta mantener vivo el debate sobre Bildu para arrinconar a Vox.