Qué lejos queda ahora de aquella frase atribuida por su biógrafa a Voltaire de “estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
Lo cierto es que el desapego del individuo (cuando es básica para ayudar al tránsito definitivo) no le viene por divergencias racionalistas, o de fe, sino por una impronta…