El virus ha traído consigo, entre otras pesadillas durante las vigilias, un remedo de olvido que nos dicen profiláctico aunque, a más de intentar prevenir el contagio, inocula tristeza.
En resumen: una pena, flaco favor al equilibrio social y, a no tardar, el evidente ejemplo de lo que puede construirse a caballo entre la imaginación calenturienta y el interés.
Más de 160 esculturas de bronce, en la capital, imantan al visitante tras bajar su vista de lo alto y, en derredor, la simpatía junto a los mercadillos de la Plaza Fontán.
PSOE y ERC apuran el calendario para una investidura exprés y ERC reconoce "contactos discretos" con el PSOE a la espera de que la Abogacía del Estado se pronuncie sobre la situación de…