El Estado, en lugar de disminuir los impuestos para que los ciudadanos puedan utilizar el dinero a su gusto, aumenta la presión fiscal para mantener así un hipertrofiado sistema de bienestar.
Puestos a salirle las cosas bien, le ha salido hasta la reforma laboral, gracias al error de voto de un diputado de la oposición en una acción en la que hasta un niño de ocho años no podría…
Nada estaba más lejos de la idea de los legisladores de la época que una derogación retroactiva por parte de la izquierda de una ley que fue la propia izquierda quien la pidió.
Con unos Presupuestos que van a quedar cerrados cualquier día de éstos, no se entiende muy bien de dónde va a salir el dinero para las sucesivas e interesadas dádivas gubernamentales.
Hay dos varas de medir: la de libre crítica a lo divino y lo humano, y la censura a todo lo que se refiere al mundo musulmán, no vayamos a liarla, según deben opinar los censores.