La exclusividad de esta poetisa radica en esa continua tentativa de recuperar en el dolor, en el vértigo, en los riesgos, una clase de belleza inédita.
Hemos perdido las últimas luces y es la isla la que nos abandona. Susurras "culebrinas de cobre encendido" y desaparece el resplandor de las aguas, pues todo se eleva.