Lo bueno que tiene Supervivientes es que Yola Berrocal parece una amazona y todo, y logrará que, después del concurso, nuestra concursante sea un icono mucho más…
Me pongo malo al verlas, embarradas, sudadas, luchando entre ellas, devorando con las manos, chupándose los dedos, en bikini, en trikini, como la Andrews saliendo de las aguas.
Yola no es la encarnación del mal, sino su presunción, la tentación del voyeur, la factura de un rigor estético que inspira toda una corriente de onanismo.