La vuelta a la democracia en Venezuela, un país empobrecido, parece ir para largo

Nicolás Maduro. / Anamaría Tudorica
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. / Anamaría Tudorica

Hay dudas sobre cómo se recompone la oposición venezolana y las contradicciones internas en el régimen chavista también constituyen una incógnita. Dentro y fuera de Venezuela se aguarda la llegada de Biden a la Casa Blanca para ver si la nueva estrategia de EE UU es secundada por la UE.

La vuelta a la democracia en Venezuela, un país empobrecido, parece ir para largo

Venezuela tuvo una de las democracias más asentadas de América Latina y una de sus economías más prósperas. Hoy su democracia languidece y su economía está hundida, tras sucesivas caídas del PIB en los últimos años de gobiernos chavistas. En este contexto, la vuelta a la democracia en Venezuela parece ir para largo, mientras el país está pendiente de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca y de si la nueva estrategia de EE UU para Venezuela es secundada por la UE. Pero también hay dudas sobre la recomposición de la oposición venezolana y de la evolución de las contradicciones internas en el propio régimen chavista.

La oposición venezolana, sin apenas poder institucional –salvo en algunos gobiernos locales–, debate ahora los cambios que debe incorporar a su estrategia contra el régimen chavista, al que ya considera una dictadura. Al tiempo que la oposición de Venezuela queda fuera de la nueva Asamblea Nacional –el parlamento venezolano–, llega al poder en EE UU el demócrata Joe Biden, que también deberá reformular la estrategia estadounidense frente a Nicolás Maduro, a quien Donald Trump no logró echar del palacio de Miraflores, a pesar de sus reiteradas amenazas.

El hasta ahora presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, decidió abrirse a los opositores críticos –Henrique Capriles, entre ellos– para recomponer el frente contra Nicolás Maduro. Tanto Guaidó como Capriles no han logrado avanzar en su lucha democrática. Tampoco Leopoldo López, ahora exiliado en España. A lo sumo se dieron baños de masas que llamaron la atención en todo el mundo.

Desde EE UU no hay información concreta de lo que hará Joe Biden una vez instalado en la Casa Blanca, si bien el senador republicano Marco Rubio, no descarta que el nuevo gobierno demócrata pueda tratar de establecer un mecanismo de negociación con Nicolás Maduro. Pero tanto Rubio como la oposición venezolana sostienen que “todas las personas que han entrado en negociaciones con el régimen han quedado desprestigiadas", porque "Maduro utiliza las negociaciones simplemente para comprar tiempo y buscar espacio”. Es una situación que también atenaza a la Unión Europea, cuya definición ante Venezuela irá probablemente de la mano de la estrategia de Joe Biden.

La transición a la democracia

La politóloga Maryhen Jiménez sostiene en Twitter que las transiciones a la democracia van precedidas por luchas en distintos campos: entre sectores de la élite autoritaria (reformistas vs radicales); entre opositores (moderados vs radicales) y entre opositores y autócratas. "Hoy la oposición va perdiendo esa última lucha", dice con respecto a Venezuela.

En esa misma línea de análisis, Diego Lombardi observa desde el periódico El Nacional que "con una oposición que ha pasado a un segundo plano en la lucha por el poder, la atención debe estar en las fuerzas internas de la cúpula dominante y sus contradicciones". Para este analista político, es en el chavismo gobernante donde puede abrirse en el corto plazo "una rendija que permita plantearse una nueva configuración de poder", en la que algún sector que quiera tomar el poder negocie "algunas condiciones con factores internacionales" que se traduzcan "en algún tipo de mejora para la población en general".

Un país a la deriva

Con el apoyo de los militares, Nicolás Maduro gobierna a sus anchas, al tiempo que reprime a la oposición y a los medios de comunicación que no le son afines. Desde 2014 el chavismo ha cerrado 84 medios impresos, televisiones y radios. Su problema no parece estar en asentar el régimen, sino en sus resultados, que son francamente malos. Venezuela es un país rico que se ha empobrecido con el chavismo en el poder, ahora inmenso en la hiperinflación, con su economía destrozada y mucha pobreza. No parece un modelo sostenible en el tiempo.

China, Rusia e Irán son los tres países grandes que sostienen al chavismo, que también cuenta con el apoyo de Cuba. En los tres primeros hay rasgos comunes de carácter político –su totalitarismo– pero, a diferencia de lo que sucede en Venezuela, sus economías funcionan, especialmente la de China.

Cuba ha resistido durante muchos años bajo un régimen comunista, con una economía en precario, pero su dimensión no es la de Venezuela, un país mucho más extenso que casi triplica la población de la isla caribeña. @mundiario

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