Trump ahonda en la división con su visita a Wisconsin, epicentro de protestas contra el racismo

Donald Trump, presidente de EE UU. RR SS (1)
Donald Trump, presidente de EE UU. / RR SS.
Es una realidad que, independientemente de partidos o colores, Donald Trump no es un presidente empático, especialmente con temas sociales que afecten a la minoría. Su viaje a Kenosha donde constata los daños contra los establecimientos, pero no se reúne con ninguna de las víctimas de los disturbio, ha sido un nuevo golpe que ahonda en la división de los estadounidenses.
Trump ahonda en la división con su visita a Wisconsin, epicentro de protestas contra el racismo

Indiferentemente de los ataques que lance el Partido Demócrata contra Donald Trump, hay que decir que el mandatario es una persona poco empática con las necesidades de las minorías. En un momento en que EE UU se ve sacudido por una pandemia, también chocan los estigmas raciales que llevan enfrentado a los estadounidenses desde hace años. Parece una gran ironía que tras el mandatario del primer presidente negro de la historia de ese país, ahora llegue un Trump: el epítome del hombre blanco americano cuyo discurso y Gobierno están más centrados en el crecimiento económico, el nacionalismo y como él mismo ha dicho la "ley y el orden" sobre todas las cosas.

Para que exista ley y orden, también debería existir cierto respeto, algo que no están sintiendo los manifestantes en Kenosha, Wisconsin, que observaron con malestar el viaje que ha realizado Trump a la ciudad para constatar los daños realizados a varios establecimientos por algunos manifestantes violentos. Pero el mandatario en ningún momento se reunió con los familiares de Jacob Blake, el joven negro que ha quedado paralitico de la cintura para abajo tras recibir siete disparos de un policía blanco y tampoco se reunió con las familias de los dos manifestantes asesinados por el joven blanco de 17 años.


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El viaje de Trump ha sido una molestia en la herida al ser una táctica publicitara, una forma de hacer campaña para subir en los sondeos que aún lo posicionan por debajo de Joe Biden. “Trump va a venir con el fin de utilizarnos como un cebo publicitario para dar miedo a los blancos y conseguir votos, quiere ver a los activistas a un lado y sus simpatizantes con gorras rojas al otro”, han sido las duras acusaciones del reverendo afroamericano Jesse Jackson, según The Washington Post. Este pidió a los manifestantes que no mordieran el anzuelo y evitaran episodios violentos en la ciudad.

Si es cierto que las protestas se volvieron violentas las primeras tres noches, pero también es cierto que unas milicias de civiles armados empezaron a rondar la ciudad sin que la policía hiciera algo al respecto. De esto derivó que el adolescente Kyle Rittenhouse terminara asesinando a dos personas. Solo la intervención de la Guardia Nacional, a petición del gobernador demócrata, Tony Evers, ha puesto algo de orden en el lugar.

La presencia de Trump solo ha ayudado a profundizar la brecha y la tensión que existe en los dos EE UU, el mismo grupo de personas que el próximo noviembre elegirán a un nuevo presidente. “Voy a estar allí, del lado de las fuerzas del orden y de la Guardia Nacional porque han hecho un gran trabajo en Kenosha. Apagaron las llamas de inmediato”, ha dicho Trump, que también llama a los manifestantes "anarquistas" o "saqueadores".

En cualquier caso, el mandatario se ha empeñado en utilizar Kenosha como ejemplo de lo que podría pasar en el país si Biden gana las elecciones. “Creo que mucha gente está viendo lo que pasa en estas ciudades gobernadas por los demócratas y está asqueada. Ven lo que pasa y no pueden creer que pase en nuestro país, yo tampoco”, dijo el republicano, que intenta a toda costa minimizar el hecho de que EE UU siga siendo el epicentro de la pandemia. @mundiario

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