Todos contra Sánchez con un ring particular entre Casado y Rivera

Pablo Casado y Albert Rivera. / TV
Pablo Casado y Albert Rivera. / TV
Pedro Sánchez ha llevado la iniciativa en tres de los cinco bloques del debate, mientras Abascal ha capitalizado el ámbito territorial y Casado se ha hecho fuerte en economía, con el permiso del anuncio de la vicepresidencia económica para Nadia Calviño.
Todos contra Sánchez con un ring particular entre Casado y Rivera

Envueltos en la primavera del invierno, como Henri de Toulouse-Lautrec definió el otoño, la recta final hacia el 10-N se vive con la excepcionalidad propia de la celebración de unas cuartas elecciones en cuatro años y en medio de una crisis territorial que ha marcado el único debate en el que participan los cinco candidatos a la presidencia del Gobierno de España.

En la semana decisiva antes de que los españoles acudan de nuevo a las urnas, la sensación de que todo está abierto es generalizada. A día de hoy cualquier previsión es inútil porque todo puede suceder, incluso algún acontecimiento excepcional que polarice el voto en la recta final.

Los ataques y reproches entre los candidatos han sido continuos a lo largo del debate organizado por la Academia de la Televisión, si bien las interpelaciones y menciones directas más repetidas han tenido como destinatario al presidente en funciones, Pedro Sánchez, sin que los representantes de los tres partidos de derecha olvidasen que compiten entre sí. Así se vio claramente en el bloque territorial que para el que Vox tiene una solución radical, cual es la supresión de las autonomías previa declaración del Estado de excepción en Cataluña.

La recentralización de competencias es la propuesta del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que sobreactuó y dramatizó con un adoquín en la mano haciendo referencia a los disturbios recientes en Cataluña,  mientras Pablo Casado y Pedro Sánchez optaron por la moderación en su discurso.

El presidente en funciones, que ha mostrado su flanco débil en el ámbito territorial, ha tratado de mantener un equilibrio complejo entre la mano dura contra el independentismo radical y la recuperación del delito de referéndum ilegal, combinado con la defensa de una España federal y plurinacional –con capote de Pablo Iglesias para su definición–, tratando de no molestar al resto del mapa electoral.

Para Pablo Casado las nacionalidades no existen, pero ha rebajado el tono con respecto al 28-A y ha cambiado la solicitud de la aplicación del 155 por el de la aplicación de otras leyes básicas, como la de seguridad nacional, a la vez que advertía a Rivera de que no se equivoque de adversario.

El golpe de efecto de Sánchez para trasladar calma a los ciudadanos ante los tercos datos económicos que avanzan hacia una desaceleración, tiene forma de mujer seria y rigurosa, Nadia Calviño, que será vicepresidenta económica si repiten en el Gobierno tras el 10-N.

Pablo Iglesias ha apelado a la “caja de herramientas constitucional” para proteger a los ciudadanos, mientras que Casado ha recordado el ejercicio de reflotar la economía española que el PP ha realizado en dos en dos ocasiones –1996 y 2011–. Rivera sacó varios boletos en la tómbola de  leyes y cheques para que nazcan niños en este país, mientras Abascal se ha sumado a las propuestas en la línea programática de la derecha populista europea.

En definitiva, no procede responder a la pregunta de quién ha ganado el debate, pero sí señalar que Casado se ha consolidado como el líder de la derecha, ante un agonizante Rivera, al que Abascal le va comiendo terreno tras salir reforzado de esta contienda, donde ha ido in crescendo y ha colocado sus mensajes de manera efectiva.

Iglesias ha demostrado una vez más su dominio del medio, plantó cara sin ambajes al otro extremo y volvió a mostrar su ofrecimiento para un gobierno de coalición, a lo que Sánchez contestó con la petición para que gobierne la lista más votada. El presidente en funciones tomó la iniciativa en los tres primeros bloques con anuncios  de medidas de impacto, al más puro estilo americano, pero fue perdiendo fuelle en un ámbito, el del debate electoral, donde no se maneja bien.

Con todo, la pregunta a la que debieran dar respuesta los cinco candidatos a la presidencia del Gobierno sigue en el aire: ¿cuál es la fórmula para el desbloqueo y la configuración de un Gobierno estable en España? @mundiario

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