La supresión del “impuesto al sol” abre una nueva etapa para la energía fotovoltaica

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Paneles fotovoltaicos en la cubierta de una nave industrial en Vigo. / Elinsa

El Gobierno de España aprueba un Real Decreto-Ley que modifica la Ley del Sector Eléctrico, 24/2013. Entre otras medidas, incluye una nueva regulación del autoconsumo, mejorando las condiciones para su desarrollo, sin cargos ni peajes.

La supresión del “impuesto al sol” abre una nueva etapa para la energía fotovoltaica

España mira de nuevo hacia las energías renovables. Un cambio iniciado en  2016 y 2017 cuando el anterior Gobierno, obligado por los objetivos europeos de 2020,  promovió tres subastas para adjudicar 8.700 MW en nuevos proyectos de renovables, sobre todo de eólica y fotovoltaica, para ejecutar antes del 1 de enero de 2020.

Las intenciones del nuevo Gobierno, de realizar un cambio de rumbo en la política energética de España, se materializaban el viernes pasado. El Consejo de Ministros aprobaba un  Real Decreto-Ley para modificar la Ley del Sector Eléctrico, 24/2013, en el que se tomaban medidas, entre otras, relativas a la pobreza energética, de defensa de los consumidores, de apoyo a la movilidad eléctrica  y de fomento de las energías renovables

Otro de los puntos que se recogen es el de la regulación del autoconsumo, contemplando una mejora importante en las condiciones para su desarrollo, exento de cargos y peajes. Es el final del llamado “impuesto al sol” que tanta polémica y debates generó durante los últimos años.

Una de las grandes beneficiadas de esta cambio regulatorio es por tanto la energía fotovoltaica. Siempre ha generado extrañeza en España el poco avance de esta tecnología a nivel doméstico o industrial frente a países con muchas menos horas de producción solar, como pueden ser Alemania u otros países del norte de Europa. Sin duda la no existencia de un marco regulatorio estable ha frenado su implantación.

Ahora sí es su momento. No solamente por el hito que supone el Real Decreto-Ley sino también porque la energía fotovoltaica ha alcanzado su madurez tecnológica, y a través de una importante reducción de costes, se ha convertido en una tecnología plenamente competitiva frente a otras tecnologías de generación.

Ya en los últimos años, a nivel mundial, la expansión de la energía fotovoltaica ha sido notable. En 2017 se instalaron 100 GW en todo el mundo y se alcanzaron los 400 GW acumulados (China lidera ese ranking con 131 GW, seguida de  Estados Unidos, Japón y Alemania). 

Por su parte, la Unión Europea ha reforzado sus compromisos en materia energética y su liderazgo en la lucha contra el cambio climático. A finales de 2016 la Comisión Europea presentó el denominado “paquete de invierno”, con importantes objetivos para 2030, incrementado posteriormente hasta establecer el objetivo del 32% de energías renovables.

El papel de la energía fotovoltaica en la transición energética

La aparición de sistemas de gestión energética y el tránsito hacia las redes de distribución eléctrica inteligentes, basadas en el autoconsumo, generan enormes expectativas para el desarrollo de la energía fotovoltaica.

Su carácter modular y adaptable, sus precios competitivos, y su escaso mantenimiento le dan un papel clave. Su gran reto es superar su carácter intermitente (sólo se produce de día) con el respaldo de energías poco contaminantes y con  la madurez y abaratamiento de los sistemas de almacenamiento.

Este lunes la ONU alertaba sobre la necesidad de tomar medidas radicales para evitar los daños irreversibles del cambio climático, instando a realizar cambios rápidos y de amplio alcance en todos los aspectos de la sociedad. El primero de ellos, a través de una transición energética basada en renovables, para reducir las emisiones de CO2 de manera drástica. La energía fotovoltaica es una de las grandes soluciones para el futuro del planeta. @mundiario

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