El socialismo tiene casi asegurado su regreso al poder en Bolivia: Mesa reconoce el triunfo de Arce

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El expresidente de Bolivia y actual candidato Carlos Mesa (izq.), y el exministro de Economía y candidato del MAS, Luis Arce / CNN.
Aun así, no hay resultados oficiales todavía. Pero la seguridad del oficialismo es una señal de que Evo Morales podría ser un factor crucial como elemento de poder y de una suerte de gobierno desde el exilio.
El socialismo tiene casi asegurado su regreso al poder en Bolivia: Mesa reconoce el triunfo de Arce

La agenda del socialismo radical no tiene límites ni fronteras. Lo que se creía imposible tras un estallido social que derrocó a un Gobierno altamente populista y acendrado en el poder durante casi dos décadas, es ahora una realidad casi absoluta después de que durante un año Bolivia fuese gobernada nuevamente por la derecha, pero esa épica de rescate del país fuera de la demagogia comunista duró poco. 

Y es que el candidato Carlos Mesa asumió este lunes que su rival electoral Luis Arce será ganador de las elecciones en Bolivia y su formación Comunidad Ciudadana encabezará la oposición.


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Esto implica que luego de una intensa pugna política que llevó al país a un estado de ingobernabilidad en octubre y noviembre de 2019 tras la salida de Evo Morales del poder y de la nación para recibir asilo en México y luego en Argentina (donde reside actualmente), su partido y su abanderado están a punto de volver al Gobierno por la amplia base radical de la clase obrera, los campesinos, los indígenas, los mineros y trabajadores industriales que conforman ese segmento que durante años ha sido el expansor de la idea del socialismo como el mejor sistema de desarrollo para Bolivia. 

Aunque si bien Morales y sus aliados, entre ellos el candidato presidencial Arce, se consideran socialistas, han mantenido un nivel de estabilidad económica que redujo la inflación, disminuyó la pobreza, incrementó el empleo y aumentó el poder adquisitivo de los bolivianos gracias al boom generado por las materias primas nacionales, en especial el litio, exportado a China como la principal fuente de ingresos del país andino, que al mismo tiempo le permitió al Gobierno de Morales crear una reserva de capitales como estímulo del ahorro nacional, de las inversiones y del crecimiento del sector industrial minero como el motor del desarrollo de Bolivia. 

Mesa, expresidente de Bolivia y líder del partido Comunidad Ciudadana, compareció ante los medios en La Paz para reconocer una victoria del candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) Luis Arce, aunque el cómputo oficial de votos sigue en curso.

Hasta ahora, entre el 5% y el 10% de los votos han sido contabilizados, pero el candidato socialista se adjudica la victoria de forma precipitada por el conteo de sufragios que su centro de comando de campaña recibe en tiempo real con la información de las actas registradas con mayoría a favor del MAS, dado que el partido de Morales cuenta con veedores e informantes en los centros de votación. Sin embargo, la veeduría internacional, conformada por la Unión Europea, el Centro Carter de Estados Unidos y la OEA no se han pronunciado sobre algún tipo de distorsión, fraude, foco de corrupción o conteo mal ejecutado en ningún departamento o región del país. 

Los hechos indican que el proceso ha transcurrido sin sobresaltos a la espera del veredicto del Tribunal Supremo Electoral, organismo que anuló las elecciones de octubre de 2019 tras la comprobación de fraude por parte de Evo Morales mediante un informe elaborado por los observadores internacionales de la delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En lo económico, este posible triunfo de Arce podría mantener la política de estabilidad y contención fiscal del Gobierno sobre la inflación, el consumo y la producción monopolizada en materia industrial desde el Estado como generador del empleo y de los créditos a las empresas que crean puestos de trabajo para los bolivianos. En lo político, podría suponer el retorno de un aliado diplomático para los regímenes socialistas totalitarios que aún quedan en América Latina: el de Nicolás Maduro en Venezuela, el de Daniel Ortega en Nicaragua y el de Miguel Díaz-Canel en Cuba, con los casos de los dos gobiernos socialistas moderados de Alberto Fernández en Argentina y Andrés Manuel López Obrador en México.

Pero no solamente el retorno del socialismo a Bolivia tiene un impacto dentro de la región, sino también a nivel comercial para el principal comprador de las materias primas bolivianas y latinoamericanas; China, que tiene en la mira las enormes reservas de litio de Bolivia con el objetivo de potenciar y maximizar su producción de vehículos eléctricos e incrementar la expansión de su industria tecnológica en Occidente como mecanismo de influencia política y financiera en el desplazamiento de la influencia de Estados Unidos en el hemisferio. 

Aun así, no hay resultados oficiales todavía. Pero la seguridad del oficialismo es una señal de que Evo Morales podría ser un factor crucial como elemento de poder y de una suerte de gobierno desde el exilio como conducción de la agenda económica, política y social de Arce en caso de que llegue a ser el nuevo presidente de Bolivia, un país polarizado cultural y socioeconómicamente desde hace medio siglo, hoy sacudido por la inestabilidad de un vacío de poder que no ha sabido llenar la presidenta interina Jeanine Añez, quien tomó el relevo de Morales tras su renuncia en 2019. @mundiario 

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