Seong-Jin Cho, el joven pianista surcoreano que conserva su esencia y sigue su instinto

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Seong-Jin Cho. / orquestracameramusicae.com

Con solo 21 años obtuvo el Primer Premio del prestigioso Concurso Chopin de Varsovia e inició una meteórica carrera internacional. Firmó un contrato con el sello Deutsche Grammophon, cuyo fruto más reciente ha sido un monográfico mozartiano del Concierto para piano nº 20 y las Sonatas K 281 y K 332.

Seong-Jin Cho, el joven pianista surcoreano que conserva su esencia y sigue su instinto

Seong-Jin Cho ha demostrando extraordinaria preparación musical, agilidad, fuerza y ligereza de ejecución. Ganador de concursos y premios desde el 2015, se ha presentado en varios lugares del mundo y representa una gran promesa del piano. Su joven edad y limitada experiencia lo vuelven demasiado empeñado en una precisión técnica absoluta, en perjuicio de la conexión emotiva, con la excepción de unas breves miradas al director, en vez de «comunicar» de alguna manera con la impecable orquesta  y con un público que lo escuchaba embelesado, el artista parece tocar en una burbuja aséptica e aislada. La emoción, la melancolía, la inmensa belleza de su sonido se han vuelto bajo sus dedos un enorme virtuosismo mágico.

Seong-Jin Cho. / YouTube

Dice Seong-Jin Cho que “si piensas mucho en agradar, corres el riesgo de no ser tú mismo”. El surcoreano muestra una seguridad y elegancia al piano como si de un viejo maestro se tratase. Ha venido para quedarse y lo sabe. Con su insultante juventud inspira sobriedad y respeto con tan solo un cuarto de siglo de vida y es eso quizás es lo que resulta aún mas extraordinario.

Aproximarse a sus pensamientos es todo un ejercicio de apasionante investigación, confiesa que siente una atracción por el piano desde muy niño y que no necesitó esperar a la adolescencia para tomarse la interpretación como una profesión. Con sólo 10 años dejó de ser un juego y empezó a tomárselo muy en serio. Quería interpretar obras difíciles de Liszt, Rachmaninov… algo imposible para unas manos tan pequeñas. Con 14 años incorporó el repertorio alemán: Beethoven, Brahms y especialmente Schubert por el que siempre tuvo preferencia. Schubert es uno de sus compositores favoritos porque su música es muy personal y habla mucho de sí mismo y hace confesiones muy íntimas. Eso es es lo que le hace sentirse tan cerca de Schubert, porque era muy humano y más que un genio era un compositor muy sincero con su música, se dirigía directamente a la emoción humana. Schubert era alguien normal, ni rico, ni demasiado guapo, ni muy carismático, pero era feliz componiendo. Parece que no hizo nada nuevo, pero realmente logró un sonido muy característico en el uso de la armonía.

Seong-Jin Cho entiende que no hay ningún músico que le guste a todo el mundo, y que si intentas convencer al público de lo contrario, podrías perder tu identidad. Defiende su identidad, la esencia de ser uno mismo y la firmeza para mantenerlo. Nunca se ha de perder la propia personalidad, sin obsesionarse con la reacción del público. Singular y espectacular su ejecución cuando necesita expresar fuerza en el piano en un fortíssimo es inevitable que se levante. Como joven y destacado pianista le encantaría que hubiese muchos amantes de la música clásica, pero sabe que es difícil porque a la gente joven les gusta la música más dinámica: pop, rock.. quizás se debería experimentar mucho más la libertad y acercar a los niños a todo tipo de conciertos para que si algo les gusta entonces tendrían interés en seguir aprendiendo sin necesidad de forzarlos. Su mayor felicidad es tocar por todo el mundo y lo que más le importa es hacerlo bien y cada vez mejor, practicar y ensayar mucho. No tiene ansiedad por su carrera desea simplemente hacerlo bien, ser feliz y estar sano.

La música es importante porque hace pensar a la gente y tiene la capacidad de cambiar las emociones de quien la escucha. Hay quien dice que la música es capaz de cambiar el mundo, quizás es demasiado pensar así, pero sí estamos convecidos de que es capaz de cambiar a quien puede cambiar el mundo. Darle una oportunidad a la música clásica nos acercaría a los pensamientos y sentimientos de Seong-JIn Cho y más en estos momentos, debemos trabajar duro también para la música  porque sin duda es un bien esencial para el bienestar social de las personas @mundiario

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