La muerte de Ocean Blue refleja la decadencia de la sociedad venezolana

El purasangre conocido como Ocean Blue. / Twitter
El purasangre conocido como Ocean Blue. / @harasalegría
La crisis alimentaria que vive ese país llevó a un grupo de individuos a capturar y matar al ejemplar, que fue uno de los más ganadores de su época.
La muerte de Ocean Blue refleja la decadencia de la sociedad venezolana

Uno de los caballos más laureados de las competencias hípicas de Venezuela fue hallado en un avanzado estado de composición, después que sus propietarios denunciaran que había sido secuestrado.

Lo llamativo del asunto es que no pidieron rescate alguno por ejemplar conocido como Ocean Blue. Todo parece indicar que el secuestro ocurrió para saciar el hambre de unas personas, que aparentemente estaban en una situación insostenible ante la ausencia de alimentos.

Hay quienes apuntan desde las redes sociales que se trató de una abominable acción en venganza contra los dueños, que sufrieron la pérdida de la mismísima progenitora del campeón, Stellar Babe meses atrás.

Según informó desde su cuenta de Twitter el entrenador del purasangre, Ramón García Mosquer, el animal fue extraído del hipódromo Haras La Alegría ubicado en la ciudad de Caracas.

Posteriormente el propio hombre publicó el fatal desenlace del equino, que ahora lloran los amantes y seguidores de las carreras de caballo en territorio venezolano, pero que también llama poderosamente la atención del país, por tratarse de una tragedia que pudo evitarse, si en su momento los entes que toman las decisiones importantes hicieran su trabajo, para evita la desgracia que viven sus ciudadanos.

Este hecho refleja la decadencia de una sociedad que ha ido perdiendo la capacidad de asombro a medida que pasa el tiempo. Hechos como este ocurren constantemente, lo que pasa esta oportunidad se trata de un campeonísimo que arrancó infinidad de aplausos entre sus admiradores, por las proezas que alcanzó dentro de las pistas.

La crisis política, económica y social que vive Venezuela es el fiel reflejo de un gran número de decisiones que atentaron contra la prosperidad de una nación, que en alguna oportunidad se asomó hacia el desarrollo gracias a los incalculables recursos naturales explotables que posee. El resultado de la mala gestión es que cada día, los ciudadanos sufren el dolor del inclemente látigo de la injusticia, el hambre y la inseguridad.

Esta vez fue un caballo, en otra ocasión puede ser la mascota de una personalidad y probablemente las cosas se pueden salir aún más de control en el futuro con acciones peores. Ojalá que la muerte de un inocente como Ocean Blue y de otras víctimas humanas de este desastre sirvan de ejemplo, de lo que no debe ocurrir en un mundo civilizado en pleno siglo veintiuno. @mundiario

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