La Reserva Federal busca blindar a EE UU y mantendrá los tipos de interés cercanos a cero

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El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell / RTVE.
Se cree que EE UU sufrirá una contracción del -13% en su PIB para el segundo trimestre del año, según el banco de inversión JP Morgan. La Fed deja entrever un incremento en la oferta de dólares. 
La Reserva Federal busca blindar a EE UU y mantendrá los tipos de interés cercanos a cero

La primera economía del mundo se encuentra en un estado de ‘coma inducido’, no por algún tipo de medida proteccionista de esas a las que Donald Trump ya tiene acostumbrado al mundo, sino por el shock causado por el actual ciclo biológico que tiene en reducción, paralización y desglobalización a la humanidad; la pandemia de coronavirus. La economía de Estados Unidos, al ser la más grande y próspera del mundo con un PIB (producto interno bruto) estimado en 19 billones de dólares, no está dispuesta a ceder ante la abrupta y súbita desaceleración de los circuitos financieros globales que generan el capital que retorna y es importado en la superpotencia norteamericana.

La economía mundial está bajo anestesia, pues el confinamiento de 3.800 millones de personas en todo el globo ha paralizado la actividad económica y, por ende, la generación de rentas que alimentan las grandes masas de capitales en distintas naciones de Occidente que exportan esos flujos hacia EE UU para colocarlo en inversiones en Wall Street o en operaciones con las grandes empresas, inversores y agentes de la economía estadounidense, incluyendo los bonos del Tesoro norteamericano como el instrumento más seguro del mundo para multiplicar el capital en tiempos de crisis, dado que el patrón dólar cobra ahora más fuerza que nunca.

Y es que la Reserva Federal ha anunciado este miércoles que mantendrá los tipos de interés al 0,025% hasta que la economía estadounidense haya superado los “eventos recientes” relacionados con el coronavirus. Esta medida implica que todos los préstamos y créditos concedidos en dólares dentro del sistema financiero norteamericano tendrán un valor casi cercano al cero con un mínimo diferencial de dos centésimas, lo que ubica el precio del dinero en EE UU en apenas dos dígitos porcentuales decimales que, por ejemplo, le agregarían a un crédito de 100.000 dólares una comisión equivalente a solo 25 dólares para un importe total de USD100.025 en un mes.

Jerome Powell, presidente del banco central estadounidense, ha dicho en una rueda de prensa que no tocarán el precio del dinero hasta que Estados Unidos alcance los máximos de empleo y estabilidad de precios y utilizarán su “gama completa de herramientas” para que eso ocurra.

La máxima autoridad monetaria, encargada de controlar y administrar el monopolio de la emisión y circulación del dólar –la moneda de reserva mundial– dentro y fuera de los Estados Unidos, podría incrementar los tipos de interés hasta que el consumo vuelva a reanimarse, pues con una tasa de desempleo que ya no promediará el tan vanagloriado 3%, sino que crecería hasta un 10% por la pandemia, los estadounidenses tendrá cero capacidad de solvencia y liquidez para hacer frente a sus compromisos bancarios y crediticios ante un proceso de asfixia socioeconómica que se expande en el país tan rápido como la curva de propagación de la Covid-19, que ya acumula más de un millón de casos de contagio en territorio estadounidense.

La Fed advierte de que aún las peores cifras producto de la crisis de la pandemia no han llegado. Se cree que EE UU sufrirá una contracción del -13% en su PIB para el segundo trimestre del año, según el banco de inversión JP Morgan, pero además, el FMI ya pronosticó que la primera economía del mundo se contraerá un -5,4%, lo que llevaría su tamaño y valor de 19 billones de dólares a 17,9 billones de dólares, es decir, una pérdida de USD102.000 millones producto de la parálisis económica que ha concentrado los grandes flujo de capital solo en los tenedores de fondos, Wall Street y los compradores de bonos del Tesoro, dejando a la población civil norteamericana sin ingresos.

“Puede que la economía vea una caída sin precedentes en el segundo trimestre y necesitará más ayuda de la que ha recibido hasta ahora para recuperarse”, sostuvo Powell. EE UU ha inyectado tres billones de dólares a su economía desde el inicio del brote. Es decir, el 16% del PIB estadounidense ha sido emitido y creado por la Reserva Federal para luego ser inyectado en la economía como estímulo fiscal dirigido a las empresas en forma de créditos y a los ciudadanos en forma de ayudas sociales.

Los funcionarios de la Fed advierten en un comunicado de que la actual crisis de salud pública tendrá “un gran peso” en la actividad económica, el empleo y la inflación a corto plazo, y plantea “considerables riesgos" para las perspectivas económicas a mediano plazo, lo que se traduce en “un año o así”, apuntó Powell.

Por lo tanto, esa previsión de Powell deja entrever que, posiblemente, al escasear el empleo, la capacidad operativa de las empresas podría mermar y eso afectará el nivel de oferta estable que tenía la economía estadounidense antes de la crisis sanitaria, pero ahora, con la pérdida de capital humano y mano de obra por el confinamiento y el auge del desempleo, la oferta caerá mientras la demanda no hace sino crecer por el estímulo artificial al consumo inducido desde el Gobierno con subsidios y ayudas de cheques de 1.200 dólares a cada ciudadano. El efecto explosivo de ese contexto sería una eventual escalada de la inflación.

La Fed no prevé que el índice de precios suba en el corto plazo, pero lo más contraproducente en este escenario es que la inyección de liquidez, la caída de la oferta y la saturación del consumo mediante subsidios, aunado a los créditos baratos por las nuevas tasas de interés anunciadas hoy en 0,025%, podrían incrementar la demanda monetaria mientras la oferta de la actividad económica real se mantiene estancada o en picada. Sin duda, es un coctel molotov para estabilidad e históricamente cualidad antiinflacionaria de la que se ha jactado EE UU durante años sobre su moneda, con la cual controla el sistema capitalista global; el dólar.

El banco central de Estados Unidos, el país epicentro de la pandemia, redujo por sorpresa a mediados de marzo el precio del dinero, a un rango de entre el 0% y el 0,25%, después de haberlo reducido al 1% a comienzos de ese mes, cuando la incertidumbre sobre el brote aún no era mayúscula. Sin embargo, ahora abarató aún más el precio del dólar al desplazar el diferencial de .25% en un escalafón más atrasado de .025%, lo que generará un aumento exponencial de la demanda de créditos de las empresas para evitar caer en la bancarrota o ampliar sus capitales de reserva mediante la inversión de esos préstamos en Wall Street.

“El virus y las medidas tomadas para proteger la salud pública están provocando fuertes caídas en la actividad económica y un aumento en la pérdida de empleos”, afirmó el presidente de la Fed.

De esta forma se ha confirmado hoy que la economía estadounidense atraviesa una crisis laboral que no se veía desde la crisis financiera de 2008.

“Se espera que la próxima cifra de desempleo, que en febrero era la mínima en 50 años, alcance los dos dígitos”, agregó. No se descarta un eventual 10% en la tasa de paro, lo que se traduciría en un nivel de 30 millones de estadounidenses fuera del sistema económico.

La Fed fue uno de los bancos centrales que reaccionó más rápido ante el contagio de la pandemia en la economía. Apostó por una política de shock con la cual inyectó liquidez en la economía mediante la aprobación de un paquete presupuestario de emergencia por 3 billones de dólares, con el cual buscaba mantener activos y en movimiento los circuitos financieros, de consumo y de liquidez circulante en todo el sistema empresarial, comercial y social del país.

A mediados de marzo dejó en cero los tipos de interés y aprobó la compra de 700.000 millones de dólares (650.000 millones de euros) en deuda de diversa clase. Con esa medida, les permitió a las empresas endeudarse sin compromisos ni costo futuro, lo que les dio tiempo y oxígeno para evitar déficits, quiebras y despido masivos. Y aun sabiendo el riesgo que implicaba adquirir deuda de alto riesgo, la Reserva Federal se respalda en sus activos de oro monetario y sus stocks de capital distribuidos en todo el mundo para refinanciarse en caso de una burbuja de deuda.

Al cabo de una semana y unos días desde esa decisión, anunció la compra ilimitada de bonos del Tesoro y títulos respaldados por hipotecas hasta que los mercados financieros se estabilicen y se asegure la correcta transmisión de la política monetaria. Esa estrategia se traduce en que la Fed optó por comprar la deuda de la población estadounidense en créditos hipotecarios con la espera de que esa circulación y ciclo de capitales se reanude para obtener rendimientos y mayor liquidez a largo plazo mientras se financiaba con esa decisión el Departamento del Tesoro, organismo aprobador de los subsidios entregados por el Gobierno de Donald Trump hace dos semanas.

Se trata de un plan titánico para el banco central. El objetivo es reducir la deuda en circulación, rebajando los intereses, y enviar una señal de robusto compromiso con la estabilidad financiera en estos tiempos de incertidumbre.

Al reducir el precio del dólar, el efecto directo de esa decisión en los mercados financieros se refleja en que aumenta la circulación de masa monetaria que se dirige desde los grandes parqués occidentales (Bolsas de Valores) a los grandes bancos del sistema financiero estadounidense e internacional para solicitar créditos asequibles demostrando la alta capacidad de liquidez del mercado y así expandir las inversiones que buscan crear fondos de capital de reserva para que el sistema sobreviva en este período de recesión e involución económica histórica. @mundiario

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