¿Habrá vicariatos para Pablo Iglesias?

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Pablo Iglesias y Pedro Sánchez.
A la vista de la propuesta de Pedro Sánchez para un Gobierno de progreso, ¿cabe formar alianzas como una subasta o un reparto de vicariatos?
¿Habrá vicariatos para Pablo Iglesias?

El proceso político que atraviesa actualmente el Reino de España en orden a la constitución de un nuevo Gobierno, como resultado de las últimas elecciones, se parece mucho a un chalaneo comercial entre los diversos postulantes que pretenden, desde distintas perspectivas, unos seguir gobernando, y otros, pese a su evidente retroceso electoral y contradicciones internas entre sí mismo y sus contratas, colocarse en el poder con una cuota que en modo alguno corresponde al apoyo que les ha prestado el vecindario. Pero lo más sorprendente es que no parece que hablemos de ideas; es decir, de un programa, sino de cuotas, de puestos, de parte del pastel en forma de ministerios y vicepresidencias y todo lo que se desprende de disponer de lo que se pretende: la capacidad de colocar a su gente, cuanto más mejor, en el aparato del Estado.

Las últimas noticias resultan sorprendentes, en cuanto parece que no se trata de formular un programa político, sino de animar a Podemos al ofrecerle una serie de vicariatos que permita a Pablo Iglesias a situar a sus peones en puestos esenciales del Estado. Las listas que circulan recuerdan las viejas pretensiones de Iglesias en cuanto a los esenciales ministerios que se adjudicaba. Francamente resulta difícil creer que el doctor Sánchez ceda a los bolivarianos el BOE, el CIS u otros puestos capitales del país.

Pero con ser vergonzoso en sí mismo todo este proceso, lo que realmente preocupa es el marco general de la situación del país en el que se inscribe. Veamos: a lo largo de los tres últimos siglos, España ha vivido varias crisis de enorme importancia y consecuencias desde la caída de la monarquía de Isabel II, hasta la II República, la guerra civil, el franquismo y la transición democrática. Pero en todas las crisis y momentos históricos, incluso con matices, en la crisis cantonal, no se cuestionó en sí misma la idea global de España. Ahora sí.

La evolución interesada del lenguaje político denota la propia naturaleza de la crisis que se alienta desde determinados e interesados ámbitos, que ahora usan de modo ordinario expresiones como “el encaje de Cataluña y/o el País Vasco en España”, “el conflicto territorial”, “el régimen del 78” (perverso modo de trasmutar la idea de es como el franquista), “el unionismo” y otros. Pero con todo ello, lo más incongruente es que pretenda gobernar este Estado de igual a igual con el PSOE un partido que, en no pocas de sus recientes acciones y principios está del lado del antisistema.

España es una realidad

Frente a estas frivolidades, el comunista y ponente constitucional catalán Jorrdi Solé Tura decía que “España es una realidad históricay se oponía al uso de la expresión “Estado español”, que tanto usan y agrada a los independentistas para evitar decir España, sin darse cuenta que “Estado español” era la forma de Franco de definir su régimen que no era república ni monarquía, aunque entre los ditirambos de su régimen se dijera que era un reino, sin rey claro.

El doctor Sánchez ha tratado de entenderse con quien en su día definió como populismo que conduce a Venezuela y con quien tanto él como otros dirigentes de su partido, de modo repetido, aseguraron que nunca se pactaría por sus profundas divergencias.  Podemos, por boca de su principal dirigente, Pablo Iglesias, además de decir “nosotros hemos venido a amarla, a combinar la acción parlamentaria con la de las masas en la calle o de invitar a los jóvenes a aprender a fabricar cócteles Molotov, ha marcado en su programa histórico otros objetivos a los que, que se sepa, nunca ha renunciado públicamente.

Parece que se ha olvidado que Podemos no sólo es partidario de que en Cataluña se celebre un referéndum por la independencia, sino que también lo extiende todas las comunidades autónomas que quieran salirse de España. Propuso dejar de pagar la deuda externa. Pretende tasar el derecho a la propiedad. Propone que, sin apenas trámites, se otorgue la nacionalidad española y sin ninguna exigencia de reciprocidad a todos los extranjeros que viven en España. Propone despenalizar la “okupación”. Propone que se otorgue la nacionalidad española a varios cientos de miles de marroquíes descendientes de los moriscos…Y además despenalizar el cannabis, reducir a los 16 años el derecho de sufragio electoral. Se otorgará sin reciprocidad el derecho al voto en las elecciones municipales a todos los extranjeros registrados, que podrán formar partido nacionalidades de sus países en todas las elecciones. Todo eso es también Podemos, pese a su aparente moderación táctica.

Propone otras cosas, evidentemente, pero ¿un partido constitucional que defienda el Estado y la Constitución de 1978, puede coaligarse o gobernar con un socio que dice y propone cosas como éstas? ¿Nos podemos imaginar realmente a Pablo Iglesias dirigiendo a los suyos la gobernación de elementos esenciales del Estado? @mundiario

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