Pesadilla Casillas

Iker Casillas, futbolista. / Depor.com
Iker Casillas, futbolista. / RR SS

¿Alguien que no fueran sus médicos receptores se ha planteado la posibilidad de que Casillas pudiera tener desde el nacimiento una anomalía coronaria no detectable en los métodos diagnósticos sofisticados y plausibles a los que son sometidos los deportistas de élite (los que no son de competición...mucho menos, o nada)?

De todas las noticias con que tan generosamente nos ofrecen los diferentes medios, dos en especial me han llegado tan profundamente que, no he tenido otro remedio que ponerme a pensar; con lo trabajoso que tal tarea me resulta.

La primera ha sido el incendio de la Catedral de Notre Dame, en la ‘Isla del Asentamiento’ parisino. No daba crédito al ver en directo las llamas elevadas a los cielos de París y a la caída a cámara lenta de su incomparable aguja.

Unos fumadores desconsiderados, patanes y firmes convencidos de que «en todos los trabajos se fuma», parecen haber sido los causantes de tal infortunio, para la misma catedral y para todos aquellos que, de una manera u otra, nos sublimó la belleza del gótico en uno de sus mayores esplendores.

La otra ha sido el “Infarto agudo de miocardio” de una leyenda viva y coleando activamente como es Iker Casillas.

Y, cómo no, la cantidad de aserciones , elucubraciones, divagaciones, puras especulaciones y entelequias mil que se han vertido acerca del mismo y de su producción en una persona joven, deportista de élite y – se da como hecho incontestable – de alimentación sana basada, seguramente, en la ingestión diaria de multitud de ácidos grasos poli-insaturados acompañados con omegas tres y tal, pocos azucares elaborados y proteínas al por mayor; no fumador, no bebedor, no tomador de drogas insanas y con constantes vitales de envidia general para el pueblo no adscrito a tales honores deportivos.

Para este seguro servidor, los únicos que podrían tener una visión más o menos aproximada de qué fue lo que pasó y cuales fueron los factores desencadenantes de tan infortunado evento, no han sido otros que los cardiólogos de campo, es decir, los que atendieron lo antes posible el supuesto dolor centro-torácico opresivo y con irradiación a ambos brazos y mandíbulas de los que se quejaba el ínclito guardameta del Oporto (actualmente) y del Real Madrid y Selección Española durante años.

Por más que este escribiente ha tratado de clarificar el estado del portero al ingreso en el hospital así como las pruebas diagnósticas que se le practicaron , así como el tratamiento de urgencia al que fue sometido en los primeros momentos, no ha conseguido nada más que meros apuntes que en nada han satisfecho al abajo firmante. Cosas de “la protección de datos” me dice el responsable hospitalario. Y... con razón.

Se ha comentado que tenía una obstrucción mayor del ochenta por ciento en la arteria coronaria derecha (¿sólo afectaba a una rama?) en un paciente sin factores de riesgo conocidos ni mentados y sin amagos previos de sintomatología similar, por más intrascendente que pudiera parecer.

Pensar y especular acerca de cuál o cuáles podrían haber sido los desencadenantes de tan súbito evento es fácil, y de hecho está siendo pródigo en manifestaciones, muchas de ellas por supuestos conocidos especialistas en la materia. Aunque me temo que, como el abajo firmante, los datos que necesitarían no dejan de ser parcos y difuminados.

Igual – solo digo que ‘igual’,- el hecho de “chupar cámara” y hacerse un poco más famosillos es lo que les haya llevado a manifestar tanta estúpida y falaz especulación sobre el caso.

La cuestión es que para personas como el que escribe, que si bien sobrepasa los treinta y ocho, pero se mantiene en rangos correctos de los famosos ‘factores de riesgo’ pues...nos está dando más de una pesadilla: Pesadilla Casillas.

Si bien es cierto que un infarto agudo de miocardio puede darse a cualquier edad (repito, ¡a cualquier edad!) lo cierto es que la frecuencia de aparición en determinadas edades aumenta exponencialmente. Y, francamente, a los que hemos pasado tal edad y no somos deportistas de élite (sometidos, supuestamente, a los mejores y más sofisticados métodos de detección para enfermedades cardio-vasculares, y que actualmente están –según parece- en máximo entredicho) pues, nos da un poco de yu-yu el tema de tan inmenso deportista.

Se pone en tela de juicio también si, una vez superado el evento, puede (o debe) seguir practicando su deporte. Más y más especulaciones, entelequias, elucubraciones y etcéteras acerca del tema.

¡Increíble! Pero totalmente cierto.

Ni tiene tela, ni es de juicio.

Solo de pura sensatez, esa cosa de la que se adolece cada día un poquito más.

No caeré yo en la misma trampa de la que he puesto en censura anteriormente... ¡Dios me libre!

Pero, por ventura:

¿Alguien que no fueran sus médicos receptores se ha planteado la posibilidad de que Casillas pudiera tener desde el nacimiento una anomalía coronaria no detectable en los métodos diagnósticos sofisticados y plausibles a los que son sometidos los deportistas de élite (los que no son de competición...mucho menos, o nada)?

Cabe la posibilidad -un servidor no la descarta en absoluto – de que estuviera presente y a lo largo de los años se hubiese ido estropeando progresivamente.

Al fin y al cabo, un infarto agudo de miocardio solo se produce cuando la demanda de oxigeno por el miocardio y la oferta que le da el propietario está lo suficientemente desequilibrada.

En fin... menos especulaciones especializadas y retirada absoluta de los campos de juego a nivel competición.

Por pura sensatez.

Y, amigo Casillas, a vivir que son dos (tres y medio, si te cuidas) días.

Pero, con buena calidad de vida, eso sí.

Y lejos del verdín competitivo. @mundiario

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