Perspectivas para el 2020

Donald Trump y Xi Jinping. / RRSS
Donald Trump y Xi Jinping. / R RSS
EE UU se pelea permanentemente con sus viejos aliados europeos y genera una especie de guerra comercial y tecnológica con China que afecta al mundo entero.
Perspectivas para el 2020

                                                                                Alberto Couriel

Se termina la segunda década del siglo XXI con muchas incertidumbres internacionales y nacionales. En el mundo desarrollado, liderado por el capital financiero, se profundizan las grandes desigualdades que originan protestas masivas de las distintas sociedades. En el Reino Unido volvió a triunfar la extrema derecha y se concretó el Brexit, o sea la salida de la Unión Europea. Sin duda ello generará nuevos problemas económicos para ambos bandos. En Francia continúan las manifestaciones de “los chalecos amarillos” por una reforma de las pensiones y la extrema derecha puede seguir avanzando. En Polonia y Hungría siguen predominando la derecha extrema. En esencia, la Unión Europea mantiene su crisis económica desde los problemas financieros del 2008. Tal vez una década perdida.

EE UU, con el Gobierno de Trump, mantiene una especie de incertidumbre mundial. Se pelea permanentemente con sus viejos aliados europeos y genera una especie de guerra comercial y tecnológica con China que afecta al mundo entero. En realidad estamos viviendo un enfrentamiento entre dos potencias que están disputando el primer poder mundial.  EE UU mantiene poder militar, financiero y comunicacional. China tiene el poder comercial, pero avanza muy rápidamente en el poder tecnológico. En este enfrentamiento surge Rusia más cerca de China y disputando con EE UU el predominio en el Medio Oriente, especialmente en Siria e Irán.

         Esta esquemática situación mundial tiene sus repercusiones en la América Latina. América Central y el Caribe bajo el predominio de los EE UU. México con un gobierno que intenta ser progresista, acaba de renovar su acuerdo comercial con EE UU y Canadá que hasta el momento no le ha ocasionado ritmos de crecimiento económico relevantes ni tampoco mejorar sus problemas sociales. En la América del Sur se han producido rebeliones sociales inesperadas como las que se mantienen en Chile, el exitoso modelo neoliberal, derivado de las grandes desigualdades. Ecuador y Bolivia también con fuertes manifestaciones de protesta y con el golpe de Estado que destituyó a Evo Morales. Brasil la potencia principal de la región con un gobierno de extrema derecha, que puede poner en tela de juicio el futuro del Mercosur y por lo tanto de la necesaria e imprescindible integración regional. Venezuela tiene una profunda crisis económica, social y política, agravada por las sanciones aplicadas por el gobierno de EE UU.  El gobierno de Maduro se mantiene por la presencia militar interna y elementos geoestratégicos derivados de los apoyos de Rusia y China. Importa destacar que China es el primer comprador de la mayoría de los países sudamericanos. Colombia y Paraguay mantienen gobiernos de derecha, pero nos interesa destacar la peculiar situación de Argentina. En este país, las elecciones las ganó el ala progresista del peronismo. En esencia, es el único gobierno progresista de la región que no tiene una política pro EE UU. Pero vive una situación económica y social muy complicada. Tiene una muy elevada deuda externa y uno de sus acreedores principales es el FMI. Esta deuda la debe renegociar, pero para estos casos el FMI está dominado por el gobierno de los EE UU, a través del departamento del Tesoro.  Para encontrar una salida a la deuda debe encontrar formas del mejor relacionamiento posible con los EE UU. La controversia puede ser dura porque el interés de EE UU es, entre otros temas, que no avance China en la región. Para Uruguay ña crisis económica de Argentina la afecta directamente y especialmente la cotización del dólar en ambos países muestra dificultades para que lleguen turistas argentinos para esta temporada. Uruguay sigue siendo muy caro en dólares lo que marca que su viejo atraso cambiario todavía sigue existiendo.

En Uruguay en el 2020 entra un nuevo gobierno ideológicamente de derecha. Va a sufrir una situación internacional y regional poco favorable. Intentarán un ajuste fiscal porque están muy concentrados que el Estado es el gran responsable de los  problemas económicos y enfrentarán el déficit fiscal. Es el año de aprobación del presupuesto nacional y de una ley de urgente consideración que no se conoce sus características. Es un gobierno de una coalición de cinco partidos difícil de mantener y de contemplar sus diferencias. Tienen la ventaja de tener altas reservas internacionales, muy buena imagen en el mercado financiero internacional y el inicio de las obras de UPM. Mientras el Frente Amplio se prepara para las elecciones departamentales de mayo de 2020 e inicia un proceso de autocrítica derivado de la pérdida de las elecciones nacionales recientes. Autocrítica de la gestión gubernamental, de las características de la bancada parlamentaria y especialmente de la fuerza política y su estructura orgánica interna. Este fin de semana se inició el proceso de autocrítica con la realización del Plenario Nacional bastante unitario donde tuvimos que marcar nuestra clara discrepancia con las declaraciones de Mujica en la revista Voces, en contra de una excelente senadora, estupenda profesional, con enormes méritos reconocidos nacional e internacionalmente como es la senadora Constanza Moreira. @mundiario

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