El Pequeño Rey, ¿una ucrónica e hipotética infancia de Felipe VI?

El Pequeño Rey
El Pequeño Rey. / Mundiario
El pequeño Príncipe de Asturias pasa unos días con un niño "normal". De su convivencia, el lector conecta con la esencia de la monarquía parlamentaria. ¿Se inspira en Felipe VI? Pudiera ser... 
El Pequeño Rey, ¿una ucrónica e hipotética infancia de Felipe VI?

¿Pueden encontrarse relatos que presenten una ficción histórica basada en personajes tan próximos y casi reconocibles? Si, aunque su condición sea principesca. Es el caso de " El pequeño rey "de Eduardo Martínez Rico. Algo que confiere a la obra una gran dosis de originalidad y atractivo inicial.

Publicada por Imágica Narrativa, la novela arranca con el encuentro de dos niños de muy diferente condición a la salida del colegio. Uno de ellos, el Príncipe de Asturias, Carlos, heredero de la Corona Española, lleva un libro en la mano, El Quijote, e  invita a Juanjo, su compañero, a pasar un fin de semana en su casa.  El palacio no  tiene las dimensiones que se imaginaba, ni el Príncipe era tan “estirado” como cabría esperar. En ese fin de semana inusual, Juanjo descubrirá a un Príncipe reflexivo y amante de la literatura, y también a un gran conversador que agradece la sinceridad de su amigo. Juanjo aporta la voz del pueblo que es escuchada atentamente por el Príncipe, a quién le ha tocado jugar un papel que no ha elegido.

La novela se construye sobre las vivencias – y convivencia- de esos días que pasan juntos en palacio. No eran amigos, pertenecían a grupos distintos, pero pronto surgirá entre ellos una estrecha amistad. El príncipe Carlos es un niño muy responsable que no siempre está a gusto con la vida que le ha correspondido, pero al mismo tiempo se perciben en él grandes cualidades para la función que tendrá que desempeñar cuando sea adulto. Gracias a su amigo Juanjo, que rezuma simpatía en todas sus palabras y acciones,  el lector se introduce en el palacio, y puede plantearle al príncipe las cuestiones precisas para conocerlo a él, su entorno, su mundo, y el papel de la monarquía en un país como España.

Curiosamente, el autor cuando escribe esta novela situará a los personajes en un futuro próximo, sin embargo, los años transcurridos entre su creación -2002- y publicación -2018-, hacen que la obra transmute de la ucronía a la ficción histórica, pero no por ello pierde un ápice de frescura. Además algo intangible hace intuir al lector que es un libro, una historia y una temática que se ha ido gestando en el autor y desarrollada a lo largo de un tiempo prolongado.

 "El pequeño rey "es una novela de planteamiento sencillo, de estilo limpio y directo, sin pretensiones, pero se adivina, sin hacerse patente, una gran labor de elaboración. Esta discreción del trabajo literario, es sin duda, una de las mayores virtudes del libro. Es también una narración con personajes bien definidos. Su amenidad fácil y rápida lectura, apenas tiene 166 páginas, no le exime de una gran profundidad. Tanta, que se pueden atisbar en ella varios niveles de acercamiento y comprensión, según los lectores, su edad, su formación e intereses, siempre partiendo de la placentera lectura.

Eduardo Martínez con su obra

Eduardo Martínez con su obra. / Mundiario

El autor, nacido en Madrid en 1976, dentro de su interés por la Historia de España desde hace muchos años, siente curiosidad por la monarquía española y la monarquía parlamentaria. De hecho, ha abordado las figuras de Fernando el Católico y una de sus obras más conocidas es "Carlos I el Viaje del Emperador," dedicada a otro Carlos, el Habsburgo Carlos I. Eduardo Martínez Rico es un escritor  prolífico que ya ha incursionado en tres ámbitos: biografía literaria —notables sus trabajos sobre Francisco Umbral y Pedro J. Ramírez— , novela histórica y ensayo.  Doctor en Filología, es autor de 15 libros. Entre sus obras se pueden citar las novelas históricas "Cid Campeador" y "Fernando el Católico. El destino del rey,", su ensayo "La guerra de las galaxias. El mito renovado" y su biografía "Pedro J. Tinta en las venas". De orígenes gallegos, vive entre Madrid y Pontedeume- A Coruña.

"El pequeño rey"  está dirigido a niños y adultos, y unos y otros encontrarán en su lectura motivo para el disfrute. Sería de gran interés contrastar el fruto de una lectura infantil y una adulta. El autor manifiesta  a MUNDIARIO “Quizá sea un libro que se pueda leer a lo largo de la vida y encontrar siempre en él algo diferente, algo de provecho” Y es que la novela pequeño rey tiene mucho de los libros clásicos, y tal vez el tiempo lo convierta en un clásico. Para algunos, clásico es el libro que transmite un mensaje diferente cada vez que acudimos a él, y algo similar podría suceder con "El pequeño rey" y sus diferentes niveles de lectura.  Resulta una novela que puede dialogar con el lector de forma distinta según el momento vital en el que se encuentre.

 La editorial Imágica la presenta desde la portada como “una fábula sobre la infancia de un rey”. Una fábula es una obra literaria en prosa o en verso, ficticia, con un fin moral. No está claro que esta novela tenga esta finalidad, aunque lo cierto es que el relato nos presenta a  un príncipe niño  que irradia bondad, buena educación, un alto nivel cultural, y sus intenciones son siempre muy positivas. Efectivamente de su figura y de su comportamiento se podrían extraer buenas enseñanzas. Pero no parece ser ésa la intención del autor, para el que prima ofrecer al lector una buena obra narrativa, al margen de otras consideraciones.

 Sin embargo nuestro príncipe, nuestro “pequeño rey”, tiene una espina clavada desde su tierna infancia y es que quiere ser escritor y le han  informado de que un rey no puede serlo; “puede escribir para sí mismo, le dicen, pero no publicar sus obras”. La reivindicación de dedicarse a la escritura o mostrar la frustración del futuro monarca tampoco parecen ser el objetivo principal del autor, pero la consecuencia es que lleva a "El pequeño rey" a repasar y explicar la esencia de la monarquía española en muy pocas páginas, y lo hace mostrando, narrando, a través de una historia, consiguiendo de este modo una fácil comprensión.

 También resulta de especial interés el destacar el hecho de que el lector contempla la historia de "El pequeño rey "a través de los ojos de los dos niños, de sus mentes y su lenguaje. El autor no ha querido inmiscuirse en sus asuntos ni en sus ideas, y ha dejado que fueran ellos mismos los que contaran su mundo, su historia, como seres autónomos, lo que dota a la obra de autenticidad, y más todavía, de una gran veracidad, algo que no abunda en demasía en la literatura actual. @mundiario

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