Pasamos muy rápido de jugar a apostar cuando estamos conectados online en Internet

Una ruleta. / Pixabay
Una ruleta. / Pixabay

Estábamos acostumbrados a los juegos y apuestas tradicionales, como la Lotería, la ONCE, quinielas futbolísticas y también hípicas, casinos, primitivas, euromillones, más algunas Lotos autonómicas.

Pasamos muy rápido de jugar a apostar cuando estamos conectados online en Internet

Parecía que ya había espacio más que suficiente donde dar rienda suelta a la ilusión por obtener un premio, aunque ya desde que el juego es juego se conocen problemas de adicción al mismo llevando a situaciones personales incluso dramáticas. Después se han potenciado las casas de apuestas para eventos deportivos, que también exigen presencia en un establecimiento y “dejarse ver” para realizar apuestas.  

Pero no bastaba con esto, se ha dado un gran salto con la utilización masiva de Internet: ha llegado el juego (y las apuestas) online, tanto desde las propias casas de apuestas, casinos, etc. como desde cada móvil, tablet, u ordenador personal, dificultando muchísimo el control de quién accede realmente.

Esto ha coincidido, y no por casualidad, con el aumento de anuncios promocionando este tipo de juegos (y apuestas, insisto) en otros medios, y muy directamente en TV y radio. Las estrellas y famosos que aparecen en los anuncios son ejemplo para niños, jóvenes y mayores en su faceta profesional, y deberían serlo también en todo lo que les transmiten. Sin embargo se transmite la idea de que una vida de éxito y lujo como la suya está a su alcance simplemente...jugando y apostando.

Hay actores, entrenadores y jugadores de fútbol, y también periodistas y colaboradores que nos hablan de las supuestas bondades de apostar por algo (pagando, claro). Estoy seguro de que estas personas no han hecho su vida a partir del juego y las apuestas, entonces ¿porque acceden a aparecer en este tipo de anuncios? Quieran o no, se lo planteen o no, están lanzando el mensaje de que es muy fácil ser cómo ellos. No quiero personalizar, ni atribuir “todos los males” a quienes aparecen en los anuncios, pero sí intentar hacer ver las posibles consecuencias de la utilización de su imagen.

Imaginen qué puede ocurrir en el intermedio de un partido de fútbol, en horario para todos los públicos, donde aparecen varios anuncios mostrando cómo van las apuestas vía Internet sobre el propio partido, o sobre cualquier otro que se esté disputando, y ofrecen información sobre cómo apostar. No es difícil pensar que alguien utilice su móvil para apostar.

Según algunos medios, asociaciones de adictos al juego llevan años alertando de que cada vez hay más casos de adolescentes ludópatas del juego online por internet, y que cada vez hay más chicos a partir de 15 años en tratamiento en España. También señalan que la edad media de inicio en el juego ha bajado de los 28 a los 18 años. No hay que perder de vista que todo puede empezar con el primer móvil.

Incluso ya se le da al juego y las apuestas un cierto carácter de profesionalidad. Los juegos de casino (virtuales) que se promocionan por TV y las redes sociales, incluso ofreciendo un importe inicial gratis para que se pueda jugar y apostar, pueden llevar a muchos a pensar que es muy fácil ganar dinero jugando, e incluso hacerles que piensen en que tienen capacidad para hacerse profesionales y ganarse la vida con ello. Internet está lleno de vídeos donde se explica cómo apostar y como formarse para ser un experto en los distintos juegos. Piensen en situaciones en las no se dispone de expectativas de vida independiente a corto, donde se ve muy difícil de conseguir un primer trabajo, … quizás alguien piense ¿Por qué no yo?

Está claro que éste es un negocio creciente en España. Según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego, dependiente del Ministerio de Hacienda, el juego online movió en 2016 un total de 10.457 millones de Euros, dejando un margen de 429 millones, un 34,32% superior a 2015, y en 2017 el margen ha sido de 560 millones (un 30,9% superior a 2016).

En Europa, Italia ha sido el primer país en vetar la publicidad de las casas de apuestas, con rechazo y polémica por parte de las propias casas de apuestas y también de los clubes de fútbol, mientras que en España estamos a la espera de una ley que regule específicamente la publicidad del juego online.

Acabaré con una pregunta: ¿Nadie es capaz de aparecer en los mismos medios y decir claramente que en los juegos de apuestas no gana el que juega y juega (y se juega hasta lo que no tiene), sino el que crea el negocio?

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