La OMS asegura que no es inevitable una segunda ola mundial de contagios de Covid-19

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Mapa de la expansión de la pandemia de Covid-19 en todo el planeta. Más de 41 millones de casos y más de 1,1 millones de muertos hasta este 21 de octubre / DW.
La salud pública mundial está en juego y en una aparente fase de adaptación y recuperación, que es lenta, pero aun así avanza. La segunda ola de la pandemia crece en Europa, mientras que EE UU y América Latina siguen siendo el epicentro global.
La OMS asegura que no es inevitable una segunda ola mundial de contagios de Covid-19

Contener la velocidad del ciclo biológico que tiene en retracción a la humanidad en el período de mayor inestabilidad del siglo XXI, es difícil, pero no imposible. Aunque el SARS-CoV-2, el virus que produce la Covid-19, se mantiene en un patrón natural de mucha volatilidad y agresividad de su propagación por la facilidad con la que sus proteínas infecciosas se acoplan con las células humanas cuando entra por las vías respiratorias (nariz y boca) de una persona, existen estrategias clave que podrían mitigar su expansión mientras la comunidad científica y la comunidad internacional desarrollan y distribuyen la vacuna para inmunizar a la población mundial. 

Y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que “los países pueden evitar una segunda oleada de casos de COVID-19 si emplean las medidas que se ha probado que funcionan, como ha ocurrido en varios países asiáticos y africanos”.


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Esto implica que las cuarentenas focalizadas con perímetros sanitarios bien posicionados en zonas de mucha densidad urbana en las ciudades y regiones más económica y socialmente activas de los países desarrollados, podría ser la estrategia que ayude a suprimir varias cadenas de transmisión con el objetivo de aliviar la presión sobre los sistemas sanitarios en lo que ya se conoce como la segunda ola de la pandemia en Europa, mientras que Estados Unidos y América Latina continúan siendo el epicentro mundial del brote de coronavirus.

“No es inevitable que ocurra una segunda ola (de contagios de COVID-19) y muchos países que han implementado los sistemas conocidos han logrado impedir un nuevo brote o bien lo han sofocado”, aseveró este pasado lunes la epidemióloga jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Maria Van Kerkhove.

Por lo tanto, Occidente tiene en su oportunidad la aplicación de una estrategia de contención epidemiológica basada en los patrones de países como Japón, Corea del Sur, China, Singapur, Nigeria, Marruecos, Egipto, entre otras varias naciones asiáticas y africanas, respectivamente, para entender que la clave está en debilitar y cerrar los campos de expansión del virus, que son los focos sociales surgidos de las dinámicas públicas del ocio, la actividad comercial masiva, las interrelaciones en lugares de entretenimiento, la organización del tráfico de pasajeros en los sistemas de transporte público y las aglomeraciones en lugares muy urbanizados por los altos índices de desarrollo de países occidentales como España, EE UU, Alemania, Francia, Canadá, etc. 

En la conferencia semanal sobre el estado de la pandemia, la doctora Maria Van Kerkhove citó como ejemplo el caso de varios países en África y Asia.

La importancia de consolidar los sistemas de rastreo de contactos y destinar inversiones de fondos públicos del Estado para ampliar la infraestructura hospitalaria es clave en la lucha contra el virus, pues les permite a los países reducir los puentes de transmisión y recuperar el clima de salud pública con nuevas conductas civiles basadas en la cultura de la prevención sanitaria una vez que los ciudadanos se recuperan y toman las medidas de bioseguridad recomendadas mientras llega la vacuna a nivel mundial. 

Detalló que las medidas aplicadas para lograr el control del virus son “un sistema activo para identificar los casos y aislarlos, colocar en cuarentena a los contactos, continuar haciendo pruebas, obtener los resultados lo más pronto posible, y usar los hospitales para brindar un cuidado clínico óptimo”. “Todo eso ayuda a evitar una segunda oleada”, enfatizó la directora técnica de la OMS para la respuesta al coronavirus.

Ese sistema podría estar basado en la implementación de entrevistas e historiales de viaje, así como historiales médicos, en toda la red de empresas, comercios e instituciones públicas donde se desempeñan los ciudadanos día a día. 

La OMS aclara que “estar en cuarentena significa no salir de casa para trabajar, ni para comprar, así como no recibir visitas”. Por eso, los dos jefes de su equipo contra la pandemia, Myke Ryan y Maria Van Kerkhove, subrayaron la importancia de que “los gobiernos apoyen a esos ciudadanos con alojamiento, comida y otras iniciativas para compensar la pérdida de ingresos”.

Por lo tanto, se deben crear fondos estatales especialmente destinados a la atención socioeconómica de la emergencia causada por la pandemia. Mediante la inyección de liquidez de los bancos centrales, de los presupuestos nacionales y de la recaudación de impuestos se puede construir un sistema de apoyo gubernamental al segmento de la población infectado por el coronavirus en cada país del mundo. 

“Como especialista en salud pública puedo decir que una sola cosa que puede mejorar y transformar la situación es asegurarnos que todos y cada uno de los contactos de contagios confirmados estén en cuarentena durante el tiempo apropiado para romper las cadenas de transmisión”, reiteró el doctor irlandés Myke Ryan.

El aislamiento social sigue siendo la premisa de la OMS para suprimir la expansión de la pandemia, aunque ha vuelto a contradecirse tras haber asegurado el jefe del organismo para Europa, Hans Kluge, que las cuarentenas solo son necesarios en casos extremos porque dañan la economía, incrementan la pobreza y causan fatiga social. 

“Desafortunadamente estos mecanismos de apoyo no han ocurrido sistemáticamente en ningún lugar. En los países que ahora ven grandes aumentos, ha sido muy difícil sostener esta estrategia durante el verano. Creo que es en gran parte por eso que estamos viendo números muy altos en este momento”, dijo el funcionario de la OMS.

Sin embargo, con la llegada del invierno en el hemisferio norte, se podría generar un efecto de aislamiento forzado por las olas de frío extremo, lo que contribuiría a la consolidación de los confinamientos y a la reducción progresiva de los contagios. La salud pública mundial está en juego y en una aparente fase de adaptación y recuperación, que es lenta, pero aun así avanza.

Según la Universidad Johns Hopkins (EE UU), ya se registran más de 41 millones de casos y más de 1,1 millones de muertos por Covid-19 en todo el mundo hasta este 21 de octubre. @mundiario 

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