Ocio con mascarillas, la hostelería tiembla de nuevo

Mujer con una mascarilla. / Pixabay
Mujer con una mascarilla. / Pixabay
La orden, del uso obligatorio de la mascarilla, en las distintas CCAA es evidente en su fin, si bien, poco aclaratoria  para el sector de la hostelería y restauración.
Ocio con mascarillas, la hostelería tiembla de nuevo

Es obligatorio el uso  de la mascarilla en la vía pública, en los espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, aunque pueda garantizarse la distancia interpersonal de seguridad de 1,5 metros.

La Junta de Andalucía acaba de sumarse a otras CCAA que ya han legislado sobre éste aspecto, e insta implícitamente a bares, restaurantes y terrazas a que los clientes deben permanecer con la mascarilla si no están comiendo o bebiendo, con ésta medida se obligará a mantener un constante ejercicio para ponérsela y quitársela (al entrar o salir del local, al no  estar consumiendo, al ir al baño...) habrá que aprender a convivir con ello, porque, muy a nuestro pesar  esta norma “ha venido para quedarse ”.

Será la policía municipal y/o nacional los que vigilen e inspeccionen que la  disposición se cumpla, y serán ellos los encargados de multar a las personas que incumplan dicha regla, con multas de cuantía variable, según la región. Los establecimientos, estarán obligados a informar de manera verbal y con carteles informativos la obligatoriedad del uso de mascarillas, pero es lógico suponer que no serán los multados si los clientes no cumplen con su responsabilidad.

Como asesora Bromatóloga en locales de hostelería y restauración a nivel nacional, mi opinión es que aunque necesario, por el momento y situación que estamos viviendo con la alerta sanitaria por la Covid-19, esta medida va a menoscabar la delicada situación por la que está pasando el sector, el cliente que acude en su rato de ocio o de negocio, a un local de restauración, normalmente acompañado, no le estimulará la idea de llevar mascarilla puesta en los ratos donde no consuma alimentos o bebidas, ya que como todos entendemos, el acudir a un local de éste tipo, es una manera muy agradable de socializar, ósea de hablar, reírse, compartir charlas, hacer negocio y con la mascarilla, ni es igual ni es lo mismo (aunque sí necesaria).

El restaurador teme que su clientela se acomode en reuniones privadas en domicilios particulares, donde evidentemente el control o vigilancia sanitaria/policial sea, cuanto menos imposible (que conste que no estoy incitando desde éstas líneas a quebrantar las normas sanitarias, de las que estoy a favor y pienso que son necesarias e  imprescindibles, pero sí que constato una realidad).

El sector deberá de nuevo reinventarse y reflexionar de manera más determinante en “apuntarse” a la comida para llevar (take away , deliberoo…), cosa que ya están haciendo muchos restauradores, incluso los de gama alta o llamados “gourmet”, para todos habrá  su público, no lo dejen escapar. @mundiario

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