El nuevo paro nacional en Colombia pondrá a prueba la resistencia ciudadana

Manifestantes en Colombia.  / Twitter
Manifestantes en Colombia. / Twitter
La del miércoles será la tercera huelga general en apenas dos semanas y de momento no ha tenido ningún efecto especialmente destacable.
El nuevo paro nacional en Colombia pondrá a prueba la resistencia ciudadana

Tres huelgas generales en apenas dos semanas en Colombia y la situación no da señas de que cambiará en el corto plazo. Tras la primera súper protesta del 21 de noviembre contra el Gobierno de Iván Duque, el país se ha sumergido en una espiral que ha atraído a sindicatos, asociaciones estudiantiles y agrupaciones ciudadanas. El de este miércoles ha sido convocado a raíz del fracaso de la mesa de diálogo que los líderes de las huelgas habían solicitado entre el Ejecutivo y el comité precisamente encargado de llamar a las protestas. Este nuevo paro pondrá a prueba el aguante de los colombianos.

Diógenes Orejuela, presidente del sindicato Central Unitaria de Trabajadores (CUT), ya dijo que la segunda sesión de exploración "aún no ha llegado a acuerdos porque tenemos discrepancias". "Mantenemos el criterio de que esta negociación la haremos en el contexto de las movilizaciones que estamos realizando", agregó. Ya Iván Duque había iniciado una "conversación nacional" a largo plazo con diversos actores, en una agenda que finaliza en marzo, pero no tiene la más mínima intención de entablar un diálogo "sobre la base de ultimátum y exigencias". La protesta social siempre ha sido una de las piedras en sus zapatos desde que tomara el mando en 2018. No obstante, esta vez la misma va más allá de exigirle que cumpla promesas electorales.

Detrás de esas exigencias hay un malestar generalizado en esencia por la desigualdad y la política económica del Ejecutivo, que se conoce coloquialmente como paquetazo. A eso se agregan los deseos de sectores vitales para la sociedad que tienen que ver con la aplicación de los acuerdos de paz con las FARC y la preocupación por el proceder de las fuerzas de seguridad. "Exigimos las mayores garantías en términos de que el Esmad [Escuadrón Móvil Antidisturbios] no esté presente. Nosotros vamos a hacer unas marchas en paz, coloridas, con mucho ambiente navideño. Nos vamos a volver a encontrar con el Gobierno el jueves a las dos de la tarde", cita El País a Orjuela, quien se reunió con Diego Molano, encargado de diálogo social de la presidencia.

Los agentes del Escuadrón Móvil Antidisturbios es la unidad más cuestionada de la Policía por casos de represión como el que acabó con la vida de Dilan Cruz, un estudiante de 18 años a quien le dispararon durante una marcha. Las autoridades, como sea, han dado largas a la solicitud. El presidente ha optado por acusar violencia y vandalismo en las protestas pese a que las mismas han sido mayormente pacíficas y hasta festivas. El domingo llegó a decir que las pérdidas provocadas por las movilizaciones han sido de hasta un billón de pesos en apenas una semana. Esta estrategia señala de alguna manera al desgaste de las mismas. A la vez, la planificación de aquellas, a las que se han unido incluso jefes de comunidades indígenas, no tiene su éxito garantizado.

Los cacerolazos y concentraciones en los barrios son protestas transversales de esta agitación. Los paros nacionales, en cambio, que usualmente no trascienden mayor cosa en el país, podrían llegar a extenuar a los colombianos que simpatizan con estas causas. Los colectivos estudiantes y los sindicatos siguen en las calles, mas su capacidad de presión está supeditada a la última instancia: la respuesta de los ciudadanos.

Uno de los mensajes, cuando no el principal, que espera lanzar el sector sindical este miércoles tiene que ver con la reforma tributaria que acaba de pasar el primer trámite en el Legislativo. "Uno de los mensajes que los colombianos enviaremos es el rechazo a la reforma tributaria, por inequitativa, desigual y mezquina", explica la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode). El visto bueno de esta reforma, que deberá recibir la bendición del Congreso y el Senado, provocar malestar. @mundiario

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