La nueva normalidad: comedia en tres actos con prólogo y epílogo

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias al fondo. / EP
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias al fondo. / EP

Atrás han quedado imprudencias, negligencias, mentiras, cambios de opinión, rectificaciones, rectificaciones de rectificaciones, falta de transparencia, incapacidad y gallardía para asumir el número de fallecidos, culpabilización a los adversarios de las incapacidades propias, etc.

La nueva normalidad: comedia en tres actos con prólogo y epílogo

Cuando Galicia ya está en la “nueva normalidad” y en el resto de España se vislumbra, el Gobierno emprende una campaña de lavado de cara: la comedia ha comenzado.

El preludio trata de la auto-evaluación del presidente, con “al menos un notable”, en la perorata sabatina; sobreseimiento provisional de la causa iniciada contra el Delegado del Gobierno en Madrid y el acallamiento de las protestas ante el bochornoso desmantelamiento de la cúpula de la Guardia Civil, mentiras incluidas.

El primer acto, titulado “Fin del estado de alarma”,  tiene como tema principal la devolución de los derechos fundamentales y el anuncio del llamado “decreto de la nueva normalidad”. El escenario se decora con el buen tiempo y un paisaje de playas, chiringuitos, terrazas a tope, jarras de cerveza, fútbol todos los días hasta bien entrado el mes de julio –“pan, toros y fútbol en la tele”, decían algunos en tiempos de la oprobiosa-, los turistas, juego on line, comienzo de las vacaciones,... En fin, el país alegre y confiado, rememorando “La Ciudad alegre y confiada” de Jacinto Benavente. 

El segundo acto de la comedia, “Reparto del alboroque”, tuvo lugar en la conferencia de presidentes del último sábado; sobre el escenario: fondo no reembolsable, anticipo de la apertura de fronteras y lluvia de ayudas. Durante la representación hubo un conato de revuelta ante las desmesuradas peticiones de los de siempre y el injusto trato recibido por algunos.

El tercer acto ha contado con un único actor, el preclaro Ministro de Sanidad, y lleva el título “Qué buenos somos”. El señor Illa ha hecho un repaso de todo lo que han hecho, por supuesto bien; que lo han dado todo, lo que tenían y lo que no tenían; que al señor Simón le nombró en su día una ministra del PP; que desde finales de febrero no ve a su familia en Barcelona –¡como todos los españoles,!-; que se ha recuperado la actividad económica -¿dónde vive este señor?-; y bla, bla, bla. El entrevistador-apuntador, acomodaticio,  el señor Ferreras.

El epílogo de la comedia, “Para mayor gloria internacional del líder”, incluye la postulación de España para presidir la Organización Mundial del Comercio, Agencia Espacial Europea y Eurogrupo; y el acto de homenaje a los fallecidos, que tendrá lugar en el mes de julio, con presencia de los presidentes de la Comisión Europea, Consejo Europeo y Parlamento Europeo, Alto representante de la UE y el director general de la OMS. Durante el tiempo de máximo dolor mantuvieron la corbata negra colgada en el guardarropa.

Atrás han quedado imprudencias, negligencias, mentiras, cambios de opinión, rectificaciones, rectificaciones de rectificaciones, falta de transparencia, incapacidad y gallardía para asumir el número de fallecidos, culpabilización a los adversarios de las incapacidades propias,...

El verano, está a la vista. Se supone que la UE, halcones incluidos, acordará las ayudas y las medidas económicas y presupuestarias que deberán adoptar los países cigarra.  Recordemos el rescate de Grecia, su contenido y los aspavientos de Tsipras y Varoufakis, muy jaleados entonces por Iglesias-Monedero-Errejón, que terminaron cuando el segundo abandonó el gobierno y el primero se acongojó ante el chorreó de la UE y no tuvo más remedio que aceptar lo que se le imponía; hoy es oposición de un gobierno de derechas.

Creo que durará poco tiempo en cartel esta comedia de autocomplacencia que acaba de estrenarse.

Los meses de julio y agosto suelen ser propicios para la adopción de medidas impopulares de forma sorpresiva, con el personal disfrutando del buen tiempo.

Habrá que confiar en que se imponga el realismo yimpp quien no esté de acuerdo salga del Gobierno –si sus principios no son como los de los hermanos Marx- o termine aceptando las condiciones de la UE. La vicepresidenta económica, desde su casi segura presidencia del Eurogrupo, puede ser imprescindible para apoyar el imprescindible realismo.

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