Las tres noticias positivas de la semana (IV)

Juan Luis Cebrián. / Twitter
Juan Luis Cebrián. / Twitter
Dentro de las informaciones catastróficas que nos abruman cada siete días, el autor sigue con la intención de resaltar en su columna semanal las buenas noticias que le han llamado la atención, esta vez entre el 1 y el 7 de junio
Las tres noticias positivas de la semana (IV)

Si hay un premio que en este año es indiscutible, es el Príncipe de Asturias de la Concordia para los sanitarios, concedido el miércoles, 3 de junio. El jurado destaca de los profesionales de la medicina, la enfermería, los auxiliares y el resto del personal su “heroico espíritu de sacrificio”, asumiendo “graves riesgos y costes personales” en su lucha contra la enfermedad del coronavirus. La nota de la Fundación añade: “Expuestos a una alta y agresiva carga viral, su entrega incondicional, haciendo frente a largas jornadas de trabajo sin contar, en ocasiones, con el equipamiento y los medios materiales adecuados, según quejas de organizaciones profesionales y sindicales del sector, representa un ejercicio de vocación de servicio y de ejemplaridad ciudadana”. Por ello, este colectivo ha pagado un alto precio, con más de 50.000 infectados y cerca de 70 fallecidos, según datos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.

Esta unanimidad en resaltar la justicia del premio no elimina la necesidad de analizar a fondo el sistema sanitario español. Un intento de poner sobre la mesa algunos de sus defectos ha corrido a cargo del médico Antonio Zapatero, viceconsejero de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, y dos colegas suyos: según El País, publicaron en el British Medical Journal una carta, en la cual destacan que “España tiene el dudoso honor de ser el país con más trabajadores sanitarios infectados” y afirman que la reacción de España a la pandemia ha sido lastrada por serios problemas estructurales, entre ellas “la fragmentación del sistema sanitario en 17 regiones sanitarias”, “la inadecuada estructura del ministerio de Sanidad”, “una pobre financiación por debajo de la media europea”, así como una débil “respuesta de la industria y una insuficiente inversión en investigación y desarrollo, lo que “”limita su adaptación al exigente entorno de la pandemia”. Las autoridades sanitarias del Gobierno ignoraron los avisos de organismos como la OMS sobre “la potencial severidad de esta infección y la necesidad de prepararse frente a ella” y mantuvieron “a la población desinformada, los planes para el diagnóstico fueron insuficientes, no se ordenaron compras de EPI y se celebraron multitudinarios eventos públicos…El virus se expandió”.

Se necesitarán más intentos para explicar por qué la pandemia afectó tan negativamente a España, en especial a sus residencias, donde se han registrado casi la mitad de los más de 27.000 fallecidos por la covid-19. No tanto para buscar responsables, más bien para asegurar que en el futuro no se repita el colapso del sistema sanitario. Y no convirtiendo el tema en un nuevo campo de batalla político, sino en un debate de expertos con disposición al diálogo y a consensos. En estos momentos, lo que menos necesita el mundo son pirómanos que hagan arder todavía más las llamas de cualquier crisis. 

En Estados Unidos

Que las inflamas verbales de Donald Trump, amenazando movilizar al Ejército contra las protestas como consecuencia de la muerte del afroamericano George Floyd la semana pasada en Minneapolis, cuando era detenido por la policía de forma brutal, hayan sido paradas por su secretario de Defensa Mark Esper, es también una buena noticia, esta vez para los Estados Unidos. “No apoyo la invocación de la Ley de Insurrección, estas medidas solo deberían utilizarse como último recurso”, expresó el jefe del Pentágono el miércoles, 3 de junio. Para añadir: “Es importante que compartamos lo que vemos como institución: el racismo que existe en EE UU”.

A las críticas del Esper se sumaron otros militares norteamericanos de alto rango. James Mattis, ex general y antiguo secretario de Defensa, fue quizás el más demoledor en su ataque a Trump, al que caracteriza en un artículo en la revista The Atlantic como peligro para la Constitución del país. Traza paralelismos entre su retórica y la propaganda nazi, declara que “es el primer presidente que he visto en mi vida que no trata de unir al pueblo estadounidense…En vez de eso, intenta dividirnos” y manifiesta su respaldo a los manifestantes. 

En un tono más moderado, tanto los expresidentes George W. Bush, Bill Clinton y Barack Obama como el candidato demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre Joe Biden instaron a escuchar a los manifestantes en sus protestas contra el racismo y a revisar las políticas de uso de la fuerza de los agentes de seguridad, deplorando a su vez el exagerado vandalismo en muchas ciudades norteamericanas. ¿Lograrán amortiguar el ardor guerrero de Trump?  Me temo que no. Una pena. 

Juan Luis Cebrián

Como lo es que la mitad de los españoles que consumen periódicos no hayan leído el artículo de opinión “Como si el mundo perdiera el resplandor”, de Juan Luis Cebrián, en El País” del lunes 1 de junio, porque por principio no leen este diario. Y que la otra mitad quizás lo haya leído, pero rechace sus opiniones, porque son demoledoramente críticas con la situación política en España: “Es más débil el Estado, que ya venía padeciendo tensiones de gran calado por la ofensiva independentistas. Son más débiles las instituciones…: el Tribunal Constitucional ausente, el Poder Judicial de vacaciones, el Legislativo convertido en escenario de trifulcas cainitas cuando no en altavoz de estupideces pronunciadas sin vergüenza por ministros, ministras, o quienes aspiran a serlo… Es más débil el Gobierno, dividido y desbordado, sin liderazgo alguno pese a la pleitesía reiterada con que mencionan sus miembros al presidente. O quizás con demasiados liderazgos en su seno… Quienes participan en la timba deben asumir que por el momento gana un trío de damas: la vicepresidenta económica, la ministra de Defensa y la de Trabajo… Es más débil la oposición, con un centroderecha descabezado y una derecha echada al monte… Es más débil nuestra economía, arruinadas la cuentas públicas, disparada la deuda, lo mismo que el desempleo y el déficit, con millones de españoles viviendo del subsidio… Y son más débiles nuestras empresas, con sectores como el automóvil o el turismo (más del 20% de la economía nacional) abandonados por las autoridades hasta el último minuto, cuando no directamente combatidos o denigrados por algunos petimetres”.

Y dirá el lector: ¿esto es una noticia positiva? Para mí sí, por lo menos para el buen periodismo, que tiene que ser crítico cuando las circunstancias lo reclaman. Independientemente de ideologías y simpatías personales. Correcto en las formas, aunque implacable en el fondo. En mi opinión, Juan Luis Cebrián siempre fue un excelente periodista. Sin barreras mentales, que según afirmaba el ex canciller alemán Willy Brandt “por lo general perviven por más tiempo que las de hormigón”. @mundiario

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