Nostalgia de amor y felicidad, las pintas de enero al arranque del 2018

Costa Rica, la tierra del buen café y de la "Sele Tica".
Costa Rica, la tierra del buen café y de la "Sele Tica".

La llegada de cada nuevo año, nos invita a reflexionar sobre lo hecho y los retos que el país y nuestra agenda personal nos tienen reservados.

Nostalgia de amor y felicidad, las pintas de enero al arranque del 2018

Más allá de la ilusión óptica de las pintas y si con la carga emocional y financiera de la cuesta de enero, el arranque de cada nuevo año nos invita a respirar profundo y reflexionar sobre lo hecho y los retos que en nuestra agenda personal anotamos, nunca exentos de nostalgia y con un sancocho de sentimientos contrapuestos que debemos poder dosificar y extraer de ello, carga emocional positiva que abone créditos y que pueda además reflejarse como “buena vibra” extensible a la gente cercana a nosotros.

Costa Rica cierra el 2017, con estadísticas dramáticas en cuanto a muertes violentas, homicidios y accidentes sin parar. Desazón e incertidumbre tiñen el horizonte a solo días de la elección de nuevas autoridades políticas, no hay bullicio en las calles, pienso que no es “madurez política” del pueblo, sino desinterés e incredulidad en el discurso, ya no engañan, no emocionan a nadie.

A los que estamos en la brega de hacer empresa, los invito a cuidar el gasto, atacar la deuda y ayudar desde cada trinchera a mejorar los balances, los propios, los de la actividad en que participamos y los del país, empujando colectivamente, confiando en nuestros talentos, rociando la cara con agua fresca y levantando el mentón para encarar los retos que se avecinan, algunos de ellos visibles y magnificables, por ejemplo en lo económico (aumento en el costo del dinero, restricciones de liquidez, menores apuestas de inversión), otros ocultos a veces incluso detrás de una nerviosa sonrisa, pero que hacen mella y destruyen “patrimonio de felicidad”; por ello, amigos, cuidemos los valiosos activos de amor y perdón, de alegría y cercanía, de bondad y participación. 

Solos no podemos, la tarea es enorme para que el país, éste que seguimos mirando a veces con nostalgia de amor y felicidad como una “sucursal del cielo en la tierra” se aleje del despeñadero y para que en nuestra cotidianidad, sigamos caminando como “acorazados” en la dulce oportunidad que tenemos de ser felices sirviendo a los demás.

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