Por qué necesitamos hablar del poder de la pertenencia

Manos entrelazadas. / Pexels. / Pixabay
Manos entrelazadas. / Pexels. / Pixabay

Especialistas de más de 60 países participan en una cumbre virtual organizada por la World Happiness Foundation que busca desarrollar estrategias para potenciar el impacto positivo de las comunidades

Por qué necesitamos hablar del poder de la pertenencia

Aún recuerdo con claridad esas primeras semanas de la pandemia, cuando en España se decretó el estado de alarma y más de 47 millones de personas nos confinamos sin apenas rechistar.

Aún recuerdo con claridad esa sensación tan agradable de estar haciendo algo necesario no solo por mí y por mi familia más cercana, sino por toda mi comunidad. Levantar la mirada hacia otros países y ver que otros tantos millones de personas en Italia, Portugal, Francia o Alemnia empezaban a hacer lo mismo, me hizo sentir algo que nunca antes había sentido. Era raro e inquietante, pero bonito a la vez.

Enseguida descubrí que yo no era la única en experimentar ese nuevo sentimiento que nació con la pandemia. Otros millones de corazones a mi alrededor sintieron el calor de la pertenencia. Y eso nos hizo muy grandes. Nos dio firmeza para cumplir con las medidas de distanciamiento físico, nos dio coraje para seguir haciendo nuestro trabajo, nos dio paciencia para poder seguir dando ejemplo a nuestros hijos…

Pertenencia versus miedo al virus

La mayoría de nosotros experimentamos ese sentimiento colectivo de pertenencia -que nos permitió vivir ese recorte de libertades tan brutal al que fuimos sometido de la noche a la mañana- desde la confianza, desde la aceptación, desde el compromiso y desde la comprensión de que todos esos sacrificios eran necesario en pos de la comunidad y de nuestro bienestar colectivo.

No era el miedo al virus lo que nos empujaba entonces a actuar de esa manera, como muchos han dicho…era el sentimiento de pertenencia.

Recuerdo que nos lanzábamos mensajes de ánimo, “Todo va a salir bien” y frases que buscaban reforzar ese sentimiento de conexión tan necesario en nuestra lucha colectiva contra el virus que se estaba llevando las vidas de miles de personas en nuestro país. No sólo estábamos dispuestos a dejar aparcados temporalmente nuestros derechos más fundamentales, sino que además estábamos dispuestos a buscar soluciones creativas para contribuir al bien común: ordas de voluntarias cosiendo mascarillas para los sanitarios, jóvenes emprendedores fabricando respiradores con sus impresoras 3D, iniciativas vecinales para dar asistencia a los colectivos más desfavorecidos, restauradores que pusieron sus cocinas al servicio de la comunidad…

Este tipo de actuaciones, que requieren un corazón grande y abierto y un estado de la mente flexible disponible y creativo, no se consiguen desde el miedo y la frustración. Este tipo de actuaciones sólo son posibles cuando lo que nos mueve es un sentimiento de otra índole, como la pertenencia.

Pertenencia y bienestar global

“Cuando nuestro propósito como sociedad es el mismo para todos, se forjan lazos entre nosotros que hacen que surja la confianza de manera natural. Cuando nos sentimos conectados, cuando sentimos que formamos parte de lo mismo, surge la experiencia de la pertenencia, un sentimiento que -como especie que necesita de los otros para sobrevivir- nos genera sensación de bienestar”. El economista canadiense y editor del Informe Mundial de la Felicidad, John Helliwell, explicó con esas palabras este fenémeno de la pertenencia en una entrevista en el World Happiness Fest a principios de junio pasado. Señaló que la crisis del coronavirus había sido una enorme oportunidad para aprender una gran lección a nivel mundial.

El periodista y escritor Sebastian Junger es otro de esos expertos que lleva años divulgando esta necesidad de poner el foco en la idea de pertenencia como verdadero motor de desarrollo humano y de crecimiento de la humanidad.

En Tribu (2016) señala la enorme brecha entre el individualista mundo actual y nuestra naturaleza más ancestral. Junger se preguntó por qué tantos soldados sufren estrés postraumático cuando vuelven de una misión. Lo que descubrió fue que lo traumático para ellos no es la guerra en sí misms, sino el proceso de reintegrase de nuevo en la sociedad al regresar. Durante la misión, explica Junger, esos soldados experimentaron una profunda conexión con su verdadera naturaleza tribal. La sensación de pertenencia les había seducido de tal manera que querían volver al frente y seguir luchando…pero no por el hecho de luchar, sino por el hecho de sentir esa conexión profunda entre ellos, ese sentimiento de vivir como una tribu,   dependientes los unos de los otros, sabedores que cada una de sus acciones repercutiría en la superviviencia del grupo y en el bien común.

“Esto ocurre cuando hay algún tipo de amenaza que permite mostrar nuestro pasado evolutivo -explica Sebastian Junger. Los humanos somos primates sociales, empezamos a hacer fuego y a fabricar herramientas, evolucionamos en un ambiente muy hostil y cada individuo del grupo era necesario para la supervivencia de todos. Esto crea un sentimiento de estar a salvo, de pertenencia. Cuánto más ricos somos y menos dificultades hay, menos necesitamos al grupo, y a la inversa: estamos más alienados. Es una liberación de la tiranía del grupo, pero también una gran pérdida”.

Necesitamos un foro para descifrar el poder de la pertenencia

La pandemia, al igual que ha ocurrido con catástrofes naturales o con acontecimientos terribles como el 11-S, vino a restablecer al menos temporalmente esa gran pérdida de la que habla Junger, ese sentimiento de pertenencia que mueve montañas, que nos hace vibrar como especie y que, de una manera rara e inquietante, pero bonita a la vez contribuye a la felicidad global. ¿Cómo si no se explica que muchas veces recordemos hechos dramáticos como gratificantes y buenos?

No es casualidad que la Cumbre Digital Internacional que World Happiness Foundation celebra los próximos 20 y 21 de noviembre, tenga el título Descifrando el poder de la pertenencia. La pandemia ha vuelto a poner luz en este asunto y desde el mayor foro mundial sobre felicidad creemos que tenemos la misión de contribuir a mantener viva la llama.

Durante dos días tendremos la oportunidad de escuchar a los líderes mundiales que están creando comunidades humanas prósperas y con alma. Líderes y expertos que conocen el poder de la pertenencia y que nos darán las claves para potenciar el impacto positivo que tienen las comunidades conectadas y conscientes.


El artículo original fue publicado en la web de World Happiness Fest, el 13 de noviembre de 2020

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