¿Un mundo mejor? Lo pongo en duda

Campo magnético de la Tierra. / History Channel.
Campo magnético de la Tierra. / History Channel.
Y lo hago no por no querer que así sea, por supuesto, ni siquiera por dudar de la sinceridad de muchos de los que lo dicen y hasta avanzan su compromiso para hacer todo lo que esté en su mano para lograr ese mundo mejor.
¿Un mundo mejor? Lo pongo en duda

Un buen amigo me envió un artículo publicado hace unos días en el Financial Times con este titular: “El virus deja al descubierto la fragilidad del contrato social”, al que añadía la necesidad de acometer reformas radicales para forjar una sociedad que funcione para todos. ¡Amén!, seguro que decimos la mayoría. ¡Amén!, podemos decir también ante muchas manifestaciones que están haciendo estos días un buen número de líderes políticos, empresariales y sociales, cuestionando el modelo de sociedad que tenemos y dando por seguro que el mundo será otro y mejor tras superar la pandemia. Esto sí es seguro, que superaremos esta crisis sin parangón desde la segunda guerra mundial, aunque con un coste humano y económico inimaginable a día de hoy.

Será un mundo muy distinto, nos dicen. Un mundo menos acelerado, más humano, en el que redefiniremos los valores y prioridades para que sea un mundo más justo, más equitativo y mejor para todos y no sólo para unos pocos. Permítanme que lo ponga en duda. Y lo hago no por no querer que así sea, por supuesto, ni siquiera por dudar de la sinceridad de muchos de los que lo dicen y hasta avanzan su compromiso para hacer todo lo que esté en su mano para lograr ese mundo mejor.

Lo pongo en duda porque lo que estamos padeciendo se veía venir, sobre todo desde el ámbito científico, y no se hizo nada o casi nada para evitarlo o para prepararse para afrontarlo. Incluso estamos viendo cómo en este mismo momento hay dirigentes como Bolsonaro y Trump, que minimizan su impacto o frivolizan con las medidas a tomar. Sí, ya sé que en estas situaciones afloran la solidaridad y la generosidad en la mayoría de la gente y hasta la heroicidad en no pocos, pero no es suficiente si falta el liderazgo y la estrategia común y por el bien común de los estados. No solo esta crisis sanitaria es global, también lo es la crisis social y económica que ya ha comenzado y cuya duración y alcance, como he dicho, están por ver.

Lo pongo en duda porque estamos afrontando un virus que no entiende de banderas ni de fronteras, pero insistimos en enarbolar aquellas y reafirmar estas, evidenciándose además que la “desUnión Europea” no encuentra respuestas y ni siquiera las busca. Lo pongo en duda porque según la OMS, cada año mueren en el mundo unos 7 millones de personas de forma prematura debido a la contaminación del aire, y pasamos olímpicamente de ello. Lo pongo en duda porque después de la crisis económica del 2008 que sacudió el mundo y dejó en la cuneta a millones y millones de personas que perdieron su empleo, sus casas y hasta sus vidas, poco se hizo a pesar de que mucho se prometió. Lo pongo en duda porque la naturaleza humana es de acordarse de Santa Bárbara solo cuando truena y volver a sacar los bañadores nada más escampa. @mundiario

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