La gran pandemia que amenaza nuestras vidas vendrá después

Una calle de Madrid desierta por el coronavirus. / @javierherce
Una calle de Madrid desierta por el coronavirus. / @javierherce
Cuando creímos que vivíamos en una sociedad segura, todo se esfumó en unos días en los que nos negamos a creer que las cosas podían cambiar.
La gran pandemia que amenaza nuestras vidas vendrá después

Somos afortunados. Varias generaciones de españoles no hemos vivido el horror que contaban nuestros padres, nuestros abuelos. No hemos estado involucrados en una guerra civil ni tampoco hemos sufrido la carestía de los años posteriores. No, nosotros nos hemos criado en distintos escenarios económicos pero nos hemos beneficiado del progreso, viendo los conflictos armados lejos, muy lejos y por televisión. Quizá por eso esta crisis, lo más parecido a una guerra que hemos podido vivir en primera persona, nos descoloca porque no entendemos lo que pasa aunque la mayoría somos plenamente conscientes de que existe un peligro real que puede afectarnos. Porque muere gente y desconocemos si el asesino invisible se colará en nuestras casas y cambiará nuestra vida.

Durante un par de meses nos fuimos enterando de que en China anunciaban la existencia de un nuevo virus, pero China queda muy lejos y desde la pantalla de nuestro televisor no era amenazante. Luego llegó a Italia y ahí sí, ahí comenzamos a sentir un escalofrío acompañado del lógico estupor. ¿Cómo? ¿Aquí, en Europa? Eso no puede ser, estas cosas solo ocurren en determinados países. Y por fin, tras un par de semanas de minimizar el peligro -con el ¿cándido? de Fernando Simón asegurando que en España solo habría casos anecdóticos de infectados- nos cayó la bomba: el coronavirus estaba aquí y expandiéndose con cierta velocidad. Aquí empezó todo. El viernes 13 se fueron sucediendo noticias alarmantes que culminaron con la orden gubernamental de someternos a cuarentena forzosa y forzada en nuestros domicilios. Los españoles hemos comenzado a darnos cuenta del desastre en cuanto nos hemos visto privados de libertad y hemos comenzado a valorar a distintos sectores profesionales gracias a los cuales gozamos de una cierta tranquilidad, empezando por el sector sanitario y siguiendo por las fuerzas de seguridad, personal de mercados, tiendas y supermercados, camioneros, recogida de basuras, fuerzas armadas y tantos otros que arriesgan su salud para que el país siga funcionando a pesar de esta situación de inestabilidad.

El verdadero problema, la gran pandemia que amenaza nuestras vidas vendrá después. Cuando todo esto termine España tendrá una situación económica difícil que se sumará a la fragilidad en la que ya se mueve nuestros país, con una deuda pública próxima al 100% del PIB. Se perderán negocios y puestos de trabajo, cambiará nuestra vida y me temo que el futuro cercando distará mucho de ser optimista. Entonces será el momento de ver si nuestros gobernantes estarán a la altura de los médicos, auxiliares, enfermeros, policías, dependientes, periodistas, basureros, militares… De todos los que ponen en riesgo su vida. Y, por supuesto, de los millones de personas que hemos aceptado nuestro papel en esta crisis mediante la pasividad que se nos exige. @mundiario

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