¿Se instala la mentira en internet?

Grandes mentiras.
Figura característica asociada a la mentira. / Facebook

Facebook y Google son los canales más perjudicados por este virus que tiene difícil vacuna, sin que hasta ahora hayan tomado más que tibias medidas.

¿Se instala la mentira en internet?

El progreso trae consigo grandes ventajas, es innegable, pero no es menos cierto que la mayor parte de las veces también suelen llevar consigo aspectos negativos imprevistos. La historia de la humanidad está llena de ejemplos, tales como la invención de la pólvora o la energía atómica, por ejemplo, e incluso hoy padecemos los efectos que el progreso causa en el medio ambiente. Progreso e inconvenientes van de la mano inevitablemente. Lo que no es frecuente es que una revolución rápidamente adoptada por la sociedad haya traído consigo un uso tan perverso de la libertad que proporciona su disfrute. Internet ha supuesto un avance inaudito en nuestra vida diaria, y dentro de la red, han sido las redes sociales las que han cambiado la forma de comunicarnos y acceder a la información; ha traído la democracia al pensamiento, facilitando el paso de espectadores a protagonistas. Sin embargo, como escribió el biólogo británico Thomas Henry Huxley, “las mayores dificultades del hombre empiezan cuando puede hacer lo que quiere” y eso es aplicable a los millones de internautas que cada día llenan de contenidos el espacio virtual. Lo que se concibió para uso militar y años después se ha convertido en el mayor avance social que ha conocido la humanidad, se ha contagiado del virus más nocivo que podíamos imaginar: la falsedad. La difusión de noticias falsas se ha convertido en un fenómeno tan preocupante que hace sólo unos días Jean Claude Junker, presidente de la Comisión Europea, se ha unido a los que exigen a redes sociales y distribuidores de contenidos acciones contundentes contra las manipulaciones en internet. “Las tecnológicas deberán invertir más para tener éxito”, ha advertido con severidad la comisaría Vera Jouroba.

Las mayores dificultades del hombre empiezan cuando puede hacer lo que quiere

Facebook y Google son los canales más perjudicados por este virus que tiene difícil vacuna, sin que hasta ahora hayan tomado más que medidas cuya tibieza no permite augurar una solución satisfactoria a medio plazo. A su favor el que todavía no haya una legislación comunitaria que regule la información y la responsabilidad inherente que conlleva quien la difunde, aunque ambas empresa, junto a Youtube y Microsoft se adhirieron el pasado mes de mayo a un código de conducta propuesto por la comisión.

Hoy internet se ha convertido en el nuevo mesías del conocimiento, sustituyendo a las antiguas fuentes cuyo rigor era avalado por expertos. Hoy cualquiera puede verter lo que se le antoje y escribir cuantos bulos desee sin que nada ni nadie garantice su veracidad. La culpa, de todos modos, es también un poco nuestra, de los usuarios. Muchos se ha nutrido de páginas como El Rincón del Vago o Wikipedia, aceptando que lo que alojan es verdad, lo que indefectiblemente redunda en una educación inadecuada y en una información, como mínimo, sesgada.

Corresponde a las autoridades poner coto a las falsedades, cierto, pero somos nosotros quienes podemos hacer que al menos no se propaguen con la rapidez actual. La solución está en aplicarnos a nosotros mismos el rigor que pedimos a lo que leemos. En definitiva, si no estás seguro de lo que lees, no compartas.

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