La LOMCE continúa en el BOE: de momento, no se deroga

Méndez de Vigo.
Méndez de Vigo.

El actual Black Friday puesto en marcha para asuntos educativos no implica cambios sustantivos en lo establecido. En similares rebajas comerciales, la OCU recomienda especial atención a los trucos.

La LOMCE continúa en el BOE: de momento, no se deroga

Ahora que, al parecer, hasta en el PP cunde la idea de revisar la LOMCE con una nueva ley de “consenso”, no se ha de olvidar que no hay mejor sordo que el que no quiere oír. Para evitar falsas expectativas, no se pierdan de vista las características de este dudoso “diálogo” que dicen promover .

Prolegómenos

El previsible Mariano Rajoy es paradigmático. Tantos límites ha puesto a lo que le han planteado los sindicatos acerca de las urgencias de la pobreza, pensiones y desempleo, que los sindicalistas han tenido la sensación de que no les quiere oír. El “diálogo” del presidente es tal que sólo admite lo que le diga su gente, esa para la que no existe cuanto esté más allá de sus despachos: viven en otra realidad. Fátima Báñez, a la cabeza siempre de la desconexión de las palabras con su significado, ha venido a decir, por ejemplo, que los salarios de pura explotación laboral, inferiores a los 675€, no existen porque serían ilegales para quienes trabajen 40 horas; por tanto, “nadie cobra por debajo del salario mínimo”. Con semejante empatía ya se advierten las primeras escaramuzas que sobrevendrán por ver si el ruido huelguistico les aguza la capacidad auditiva: CCOO y UGT  quieren movilizarse los días 15 y 18 de diciembre ante la nula voluntad de diálogo del Gobierno.

Si nos vamos un poco más lejos, veremos los hábitos de finura perceptiva que han cultivado a fondo. Era el 11 de febrero de 2009 y los procesos judiciales en que empezaba a ser pública la responsabilidad del PP todavía estaban comenzando. El líder salió a los medios para decir: “No es una trama del PP, sino una trama contra el PP. El PP cree que Garzón debe abstenerse y pide la recusación del juez”. La secuencia continúa: después de habernos predicado cómo peleaban contra los corruptos –logrando que le cayeran a Baltasar Garzón 11 años de inhabilitación por haber iniciado la trama Gürtel-, acaban de indicar que el suave pacto con Ciudadanos al respecto debe suavizarse más. La muerte de Rita Barberá les ha llevado a revisarlo, lo que no impidió a Rafael Hernando precisar que ellos siempre cumplían lo pactado: “no firmo acuerdos para quince minutos”. Este tan cabreado personaje, para salvar el comportamiento de su partido con la ex-alcaldesa valenciana, no ha dudado en llamar  muy cínicamente “hienas” a los medios y a cuantos -fuera del PP, claro- hubieran dicho algo de la fallecida. Las contradicciones oportunistas de este Hernando dan indicios sobrados de cinismo, esa cualidad que en la vida política brilla con excesiva asiduidad. Ahí están, igualmente, las declaraciones del actual rector de la Universidad Juan Carlos I  respecto a los plagios en que reiteradamente ha sido pillado. No le importan las corruptelas de diverso alcance –curiosamente a favor de allegados del PP y de sí mismo-, que sólo contribuyen al desprestigio del sistema educativo y al de quien no dice sino disparates “disfuncionales”.

Esta tónica general de los responsables del PP no la va a corregir la campechanía diplomática de Méndez de Vigo. Como garantía para el diálogo que ahora se anuncia inminente, es poco fiable que él mismo se ponga de ejemplo para esta exigente perspectiva de trabajo. Su sonrisa complaciente y sus humoradas no se han compadecido con la sinceridad adecuada cuando, en la pasada conferencia de prensa del viernes 24, proclamó que ya él había hecho  mucho en ese terreno del leal intercambio verbal. Lo que de verdad sabemos al respecto es lo que dijeron los interlocutores que convocó a “dialogar” en Alcalá 34. Tan profundamente insatisfechos salieron que le recordaron, ya antes de este verano, por dónde debía empezar para que sus propuestas merecieran atención. Y también han sido abundantes las réplicas suscitadas por los dos principales documentos que -encomendados a José Antonio Marina- trató de promover como base de trabajo. A muchos analistas les parecieron una tomadura de pelo. ¿En nombre de qué hay que fiarse de lo que ahora propone? ¿Tiene un misterioso talismán que se sacará de la manga en un momento de clímax, cuando todos se olviden de que su sordo afán dialogante empezó cuando enviaron a Wert de vacaciones a París?

Pedro y el lobo

Con harto pesar de cuantos llevan en la pelea por una mejor educación muchos años, esta historia del “diálogo” con que el Gobierno de Rajoy quiere ahora aparentar un accidental cambio de rumbo, suena a trampa mortal para armarse de razones  en que apoyar que no modificarán nada. Es tarde para que merezca crédito y, sin más garantías que las de una verbosidad amplificada en medios afines, suena, de entrada, como los malos augurios para las ovejas de que hablaba la popular sinfonía de Prokofiev en 1935, Pedro y el lobo.

Por si fuera débil el recelo a un un pasado que pone en entredicho las intenciones actuales, los acontecimientos de los últimos días que aquí se han comentando tampoco tienen desperdicio. Más que hablar de sinceridad, este trasfondo para referirse a lo educativo en formato de diálogo no  favorece el respeto ni la confianza recíproca. Ahí están las maneras en que han tratado las reválidas, la lentitud en entender qué se les pedía en la calle y en el propio Parlamento, a la vez que iban dando largas cambiadas para fingir que estaban donde no estaban y cómo han tratado de parar la tramitación legal de lo que se votó en el Parlamento. Y no se olvide, en fin, que el PP únicamente admite que, solo en caso de que se llegara a un pacto educativo, se plantearía una nueva ley de educación. Esta posibilidad de futuro puede, además, quedarse en futurible, pues el alcance de la noticia queda limitado, en primer lugar, a que se llegue a un acuerdo o “pacto social y político por la Educación”. Y, en segundo lugar, a que ese acuerdo se logre en seis meses. ¡Ojo! En buena lógica, de posse ad esse non valet illatio.

Black Friday

Es tiempo de ofertas y promociones, para que se anime el mercado emocional. Pero es  momento de profunda atonía, y el marketing político no ha concretado la cuantía de la rebaja ni cuál la compra básica para apropiárnosla. Que nos quieran macerar en el limbo de una ventaja improbable no obliga a dar crédito a vendedores de humo. Adviértase que en ningún caso han dicho que renieguen de la LOMCE ni de sus pompas. “Sustituir” no es “derogar”: sólo implica algunos apaños. Tampoco se han obligado a revertir los recortes que en los últimos tiempos han mermado los recursos hasta el 3,9% del PIB, ni actualizar una inversión que ha retrocedido al nivel de los años 80, cuando todavía estaba incompleta la ampliación de la obligatoriedad hasta los 14 años de la LGE. Nadie ha dicho tampoco que anhelen un compromiso para entrar en el meollo de los grandes problemas de fondo. Sólo aparentemente encubiertos en el art. 27 de la Constitución, muy probablemente seguirán ahí intocados, afectando especialmente a  la enseñanza pública si no se corrigen. Todo lo cual lleva a entender que, para este supuesto diálogo, se esté desplegando una metodología que no es distinta de la que han desarrollado para hablar de las reválidas. Amagaron con que iban a desaparecer y ahí seguirán, e idénticamente sucederá con la LOMCE.

Por ahora, lo relativo a este asunto se limita a seguir jugando con dos palabras clave, “diálogo” y “consenso”, hasta que sirvan para acusar a quienes no entren por el aro del monólogo instaurado en estos años. Nada se ha alterado de lo que ya se sabía desde el Pacto firmado para la investidura de Rajoy entre PP y Ciudadanos. La única novedad es que a este pacto, supuestamente moderador, se ha sumado un PSOE desacreditado que no se sabe bien a quienes representa y menos con otro Hernando en la portavocía parlamentaria. Culminada la triangulación de acuerdos sobre intereses económicos compartidos que se han operado entre  élites coincidentes y centradas, el discurso en pro de que las respuestas a los problemas educativos, culturales y sociales sean favorables a la mayoría democrática tiene garantizadas todas las bazas para reafirmarse en lo que estaba pautado.

De aquí a mayo, habrá tiempo de ver en qué medida se altera –si se altera- lo que es compás educativo en el BOE. Más allá de los retoques al calendario de las reválidas, la música reglamentada a no dejar de oír -por este y otros muchos asuntos- seguirá siendo la del pentagrama no escrito que Forges ha vuelto a recordar este pasado día 25: “Hijo mío, todo esto algún día… seguirá siendo de ellos”.

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