¿Se legisla en favor de la muerte?

Muerte. / Yomex Owo. / Unsplash
Muerte. / Yomex Owo en Unsplash
Estamos ante la trivialización de cuestiones relevantes como individuos y como conjunto de una sociedad que son tratadas con insignificancia y falta de respeto. Solo hay que ver el baño de aplausos en el Congreso tras aprobar la práctica del suicidio asistido.
¿Se legisla en favor de la muerte?

Esta semana hemos sabido que el Congreso aprobaba la ley de eutanasia y suicidio asistido que permitirá que pacientes con enfermedades graves e incurables, causantes de un “sufrimiento intolerable”, tal y como reza dicha ley, puedan pedir a los profesionales sanitarios que los maten antes de que llegue su hora natural.

Aunque ha habido cierto rechazo durante toda la semana a través de redes sociales y en la calle con una manifestación frente al Congreso de los Diputados pidiendo legislar en pro de los cuidados paliativos, gran parte de la sociedad española no ha mostrado mucho interés por esta cuestión, que sin embargo hubiese merecido un amplio y profundo debate. Pero, en este año 2020 de grandes cambios y amenazas, la vida ha comenzado a perder sentido o prioridad para los políticos y, en consecuencia, para la sociedad en general.

Una sociedad en permanente búsqueda del alivio del dolor, el disfrute del placer y el camino fácil a la resolución de cualquier problema. Por tanto, con esta ley no se busca aliviar el trance de morir, sino el de vivir una vida considerada por el propio individuo, o mayormente por su entorno, como indigna de seguir viviendo o de poca calidad. Hablamos de consideraciones bien diferentes que no entran dentro del juramento hipocrático de la profesión médica.

Como tampoco entra dentro de esta profesión la práctica del aborto en el 90,44% de las ocasiones en las que se practicaron abortos en 2018 (último año del que se tiene datos).

Nuevamente estamos ante la trivialización de cuestiones relevantes como individuos y como conjunto de una sociedad que son tratadas con insignificancia y falta de respeto. Solo hay que ver el baño de aplausos en el Congreso tras aprobar la práctica del suicidio asistido.

No se profundiza en cuestiones como el necesario apoyo psicológico de un enfermo para que recupere la firmeza antes de quitarle la vida por compasión; no se profundiza en cuestiones como la educación sexual, sobre todo entre adolescentes, en la importancia de la natalidad, sobre todo en un país como España con una pirámide demográfica invertida y en el que las pensiones públicas están seriamente amenazadas; no se debate ni posteriormente se legisla en pro de la vida por parte de un Estado que ve como las parejas retrasan cada vez más la maternidad o si llegan a ella en un momento inadecuado, deciden interrumpir voluntariamente el embarazo (IVE) como se le llama ahora a abortar, cuando, definitivamente, voluntariedad no es libertad siempre que factores externos y/o externos obligan, o se cree que obligan, a la mujer a tomar esa decisión.

Suicido, aborto, muerte. Vivimos tiempos oscuros. @opinionadas

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