Juan el Bautista (III)

foto de fogata
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Juan el Bautista sale del desierto con Jesús para luego ser capturado en el Jordán por unos soldados romanos.

Al caer la tarde, luego de superar las tentaciones, llegó Jesús con nuevos bríos a la caverna de Juan en el preciso momento cuando éste se encontraba comiendo unos saltamontes con miel y agua. Juan, al verlo, corrió abrazarlo diciéndole:  "maestro, mi Señor, estás de regreso al fin, por momentos dudé que no fueras el Mesías, el anunciado por los profetas" y Jesús  le respondió mansamente: "hombre de poca fe, Juan, ¿no me recuerdas?, acaso ya olvidaste como desde el seno de tu madre saltaste en su vientre al verme" y Juan de inmediato dando un salto de alegría se postró a sus pies besándolo, y quitándole la sandalias de sus pies se los lavó con agua fresca del cenote de agua de la caverna. "De cierto te digo Juan hijo de Zacarías, que aun cuando veas y te cuenten de mis prodigios estando en prisión, dudaras de mí antes de ser decapitado".

Aquella noche Jesús y Juan pasaron toda la noche hablando de las tentaciones sufridas en el desierto y de todo los que tendría que pasar para ser glorificado.  Al amanecer Jesús le ordenó a Juan regresar a bautizar a Judea, mientras él se retiraba a Galilea, no sin antes bautizarlo con Espiritu Santo y Fuego, tal y como lo anunciaba a gritos Juan antes de su venida; aunque en realidad Jesús se quedó un par de  días bautizando con los discípulos de Juan en Judea.

Al emprender el regresó al río Jordán Jesús le dijo a Juan mirando la lontananza del desierto- el reino de Dios es parecido al desierto, en donde los milagros de Dios se manifiestan a cada instante purificando a las almas, haciendo llover santidad sobre cada una de ellas,  haciendo crecer flores en la arena, sanando todas las heridas y enfermedades del cuerpo y del alma. Por eso Juan, pobre de aquellos que le pongan límites al poder infinito de mi Padre; porque ellos serán llamados ¨equivocados, con problemas y sin autoridad¨ , y por más que se esfuercen  en creer  no podrán ver a Dios, pues su corazón está llenó de pecado, maldad y desobediencia, vacilaran y serán iracundos como las tormentas del desierto, ya que no podrán ver ni mucho menos creer, por más que se esfuercen en  realizar buenas obras no podrán agradar a Dios ; serán como las huellas del desierto que en un momento están y al poco rato desaparecen, porque en el reino de Dios nada impuro puede permanecer.

De cierto, de cierto te digo Juan hijo de Zacarías e Isabel, mi Padre conoce todos los secretos, pues él conoce hasta el número de granos de arena del desierto, al igual que conoce el números de los pecados del hombre y el número de pelos de tu cabeza- le terminó diciendo Jesús reanudando el camino.-

Días antes  que Juan el Bautista fuera capturado, Jesús se fue al otro lado del Jordán por la región de Neftalí y Zabulón en donde  su proclamación de la venida del reino de Dios despertó a los habitantes de aquella región que vivían en sombras de tinieblas, dándoles luz, esperanza, alegría y amor, cumpliéndose así lo que ya había dicho el profeta Isaías: ¨Territorio de Zabulón y territorio de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa, a los que vivían en sombras de muerte les amaneció la luz¨.   

Otro día Jesús pasó por el lago de Galilea en donde mucha gente ya lo conocía por su predicación y logró ver a dos hermanos pescadores Pedro y Andrés que se encontraban echando las redes y Jesús los llamó prometiéndoles que los haría pescadores de hombres, ellos al verlo de inmediato le hicieron caso y lo siguieron, un trecho más adelante estaban otros hermanos pescadores Santiago de Zebedeo y Juan y su padre Zebedeo estaba arreglando la redes y Jesús entonces los llamó también y los invitó a seguirlo y ellos dejando la barca y a su padre lo siguieron.

Una argentina mañana mientras Juan se encontraba bautizando con sus discípulos  en el Jordán, llegaron unos guardias preguntando por él, - quién es el que se hace llamar Juan el Bautista .y Juan saliendo de las aguas, -les dijo-  qué quieren-  y los soldados al verlo como un indigente le dijeron-  y tú, ¿quién eres?,- Y Juan les respondió – yo soy Juan el Bautista,  la voz que grita en el desierto, preparando el camino al señor; por eso  enderecen sus senderos. - Y los soldados al oír esto cayeron de espaldas, muy asombrados e incorporándose le dijeron  ¿eres tú  acaso  el Mesías tantas veces anunciado por el pueblo de Israel? – no, no lo soy , Yo los bautizo con agua en señal de arrepentimiento; pero detrás de mí ya está uno con más autoridad que yo, y yo, no soy digno de quitarle sus sandalias, él  los bautizará con Espíritu Santo y fuego como lo hizo conmigo.

Todos los presentes estaban atentos a las palabras de Juan y los soldados dirigiéndose nuevamente  a él le preguntaron- ¿Eres tú Juan conocido como el Bautista?, ya les dije que soy Yo, les respondió- y los soldados al escuchar estás palabras se fueron ahora de bruces- . Al levantarse del suelo pudieron verlo mejor y le dijeron-  venimos de parte de Herodes a capturarte ; porque en toda Judea tu fama de salvador y rey ha llegado a oídos del Cesar,- ya les he dicho a todos  que  no soy el Salvador, soy la voz que grita  en el desierto preparando el camino del Señor, - los soldados entonces le respondieron – entonces debes de venir con nosotros por orden del Cesar- y Juan levantando sus manos les gritó- el hacha ya está lista, el hacha ya está apoyada en la raíz del árbol, árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego- de inmediato dos soldados se abalanzaron a tomarlo  como prisionero; pero uno de sus discípulos más querido intentó evitarlo hiriendo en la mano a uno de los guardas , y Juan al verlo de inmediato lo detuvo diciéndole, - ¡raza de víbora! guarda tu arma Mardoqueo y deja que la voluntad del enviado se cumpla, recuerda que yo tengo de disminuir para que el crezca ¿Quién te ha enseñado a escapar de la condena que llega?.-

Juan fue conducido ante la presencia de Herodes para ser interrogado, por los fariseos y los sacerdotes del templo, Herodes al verlo cabizbajo y en silencio  le preguntó -¿Eres tú el enviado de Dios o tendremos que esperar a otro? , no lo soy- les respondió con suavidad  y agregó  — ¡Raza de víbora! ¿Quién te ha enseñado a escapar de la condena que llega?, y uno de los fariseos le dió una bofetada diciéndole- porque le hablas así a nuestro señor insensato, -y a la vez  le preguntó- y dinos, ¿cuál es esa condena que llega?- y Juan sin titubeos le respondió- Yo soy la voz que grita  en el desierto preparando el camino del Señor, el hacha ya está apoyada en la raíz del árbol, árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego, - y el sumo sacerdote del templo al verlo de pies a cabeza con su barba crecida, su enmarañado pelo y su vestimenta de piel de camello le dijo,- si no eres el Mesías y eres la voz que grita anunciando la venida del Mesías, entonces quiere decir que el enviado se encuentra ya entre nosotros, ¿no será acaso el tal Jesús el profeta anunciado por este pueblo?, dinos  ¿qué tú sabes de eso?, - y Juan levantando su cabeza les volvió a repetir - Yo soy la voz que grita  en el desierto, el hacha ya está lista , el hacha ya está apoyada en la raíz del árbol, árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego-. 

La tarde caía por Oriente en el momento que Herodes sentado en su trono le dijo - me temo que muchos te consideran un profeta y que además tienes muchos seguidores, y dime - ¿Cuál es tu verdadero nombre? ¿Para qué bautizas a la gente en el Jordán?, ¿es cierto que solo bebes agua, miel y comes saltamontes?  porque muchos también te consideran un loco salido del desierto, ¿quién te ha enseñado todo lo que sabes? ¿Consideras que Jesús es el profeta tan esperado o es alguien igual a ti, otra voz que grita en el desierto? – le terminó preguntando Herodes dejando escapar una irónica carcajada.

Juan profundamente consternado y mirándolo fijamente a los ojos le dijo con dulzura - mi nombre es Juan, hijo de Zacarías sacerdote del templo y de Isabel mujer temerosa de Dios, yo bautizo con agua para arrepentimiento, y mi Dios me ha enseñado todo lo que sé , así como mi propio nombre, no soy el Mesías, mi alimento efectivamente es agua, miel  y saltamontes, pero el que está ahora entre nosotros comerá carne  y beberá vino y también hablaran mal de él , de Jesús se muy poco,  solo sé decirles que el siervo, el elegido, el preferido del Padre podría ser él , porque sobre él ha descendido el Espiritu en forma de paloma en el Jordán y hasta una voz venida del cielo escuchamos todos los presentes y ha sido conducido al desierto por cuarenta días y noches  para ser tentado por el Acusador, de donde ha salido victorioso para anunciar la justicia  a las naciones, no grita ,no discute, no vocea por las calles, no quiebra la caña débil, y no apaga la vela vacilante. - Herodes al terminar de oírlo les ordenó a sus soldados que se lo llevaran al calabozo al caer el ocaso porque ya estaba cansado de escuchar tantas tonterías.

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