Historia de Patria

Una alambrada. / Pixabay
Una alambrada. / Pixabay

El 25 de Mayo de 1810 fue el día del nacimiento de Patria, hija de la Madre Patria y padre desconocido. / Relato

Había una vez una infanta medio casquivana que no cuajaba en la corte española y la mandaron a las tierras que un aventurero había descubierto después de cruzar el Atlántico, allá por el 1400 y pico. En cuanto llegó quedó cautivada por los nativos atléticos de piel morena, que andaban casi desnudos y hablaban en un idioma desconocido. Se propuso enseñarles a hablar como corresponde y a adorar a un solo Dios, único y verdadero. Y a su único Hijo y al Espíritu Santo. Y terminar con sacrificios paganos y esas ridiculeces. Lo primero que les inculcó es a llamarla España. Era distinta a las hembras indígenas: pulposa, con el pelo cobrizo, enrulado, nariz pequeña y labios carnosos. Casi una diosa.

Cuando la conoció el Cacique Paja Brava, se produjo el primer flash sudamericano de la historia de la Humanidad. El fuego del amor incendió desde Perú hasta las hoy disputadas Islas Malvinas.

Como no había métodos anticonceptivos, una noche, entre los pastizales, España quedó preñada, haciendo énfasis en la tan española Ñ.

Y Paja Brava se borró. Nadie supo más de él. Prefirió sus hábitos solitarios a asumir responsabilidad alguna. Fue la semilla del gaucho, haragán y sin ideales con los que merezca la pena comprometerse.

España escondía su gordura, hasta que un 25 de Mayo, entre las paredes de un Cabildo de una ciudad con buenos aires, nació una niña, a la que le pusieron el nombre de Patria. Llovía torrencialmente, y como los habitantes eran muy chusmas, ya se habían enterado y esperaban afuera con paraguas y esperanzas de una nueva vida.

El 25 de Mayo de 1810 fue el día del nacimiento de Patria, hija de la Madre Patria y padre desconocido. España se la bancó, tenía que mantener en secreto su desliz. Y sufría una desilusión amorosa que la debilitó. A tal punto que los otros mestizos, descendientes de otros hispanos mezclados con indígenas, se fueron haciendo fuertes y empezaron a desobedecerla.

Patria fue creciendo, medio rebeldona, nadie le ponía límites, era feminista, se vestía como se le cantaba. Le gustaba escandalizar. Coqueteaba con soldados independentistas. Se rumorea que intentó conquistar, sin éxito,  a un tal San Martín, que de santo no tenía nada. Le pasó igual con un Juan Manuel, no Rosas, el otro. Estos muchachos parece que estaban más interesados en sus soldados que en las hijas plebeyas de la Madre Patria.

Cansada de tanto hombre inútil, un  martes 9 de julio, Patria reunió a los que todavía podía dominar, los convocó a un congreso en la ciudad de Tucumán y se declaró independiente. De Madre, del turro del padre desaparecido, y se largó a vivir. Se le aparecieron unos ingleses que quisieron invadirla, resistió con ferocidad. Pero eso no le impidió permitirse algún flirt con algún rubiecito con uniforme.

Era el año 1816, apenas tenía 6 años (cada año de Patria vale por tres). Fue dura su adolescencia en sus tierras. Abusaron de ella, después vinieron los golpeadores, uno tras otro. La desvalijaron. Destino cruel. Hoy Patria llora a su madre. Se recluyó sobre sí misma y, en posición fetal, quiere volver al seno materno. No dan abasto los pedidos de pasaporte español, todos sus descendientes – porque claro, Patria se cruzó con cuanto vino a visitarla: ingleses, italianos, españoles-  quieren renunciar a Patria y volver a sus raíces. ¡Salve Dios a nuestra Patria! @mundiario

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