Expresión de total rechazo a la legalidad psíquica imperante (II)

Pancarta de una manifestación.
Pancarta de una manifestación.

Desafían a la muerte haciendo excesos que rompen con la paz social en la consciencia de no alcanzar el culmen del sistema en que están encerrados... / Relato literario.

Expresión de total rechazo a la legalidad psíquica imperante (II)

La pulsión de muerte, opino, subyace a todo el vivir del individuo. Además, considero el orgasmo una sublimación a la muerte. El trabajador lucha por el placer de su dinero, mientras que en tal discurrir expresa una agresividad animal canalizada por los medios operativos pertinentes con la que incluso agrede a su idea del Bien, pues la siente castrante: la vida laboral es depredación en pos del beneficio.

Ya no hay desafíos, reyertas por amor. El amor es facilitado, hemos sido bombardeados con extremo placer, hasta la saciedad, en la que somos individuos nulos: teniendo todo y más de lo que nuestra naturaleza necesita, desnaturalizados, surgen modos de vida antinaturales. Es decir, en la sociedad del bienestar los valores humanos son residuales, mientras que el superdesarrollo da lugar a individuos aberrantes carentes de verdad, sentido común, compasión, principios morales, respeto, coherencia humanista, noción de si mismos o autocrítica; mentes atrofiadas por un sistema que no ayuda sino abastece sin importar ni el merecimiento ni la justicia social.

El hombre protege su placer, su confort, con todos los medios económicos y verbales, dando lugar a una vida salvaje, donde sigue practicando los instintos primitivos.

La violencia es también espectáculo. Desafían a la muerte haciendo excesos que rompen con la paz social en la consciencia de no alcanzar el culmen del sistema en que están encerrados, mientras que el sistema les sirve ofertas de alienación para no verse en la vicisitud de cuestionarse nada (la igualdad, sus derechos, la felicidad, la conquista del Bien, etc.)

Cuando la paz y la bondad son cualidades superiores a/en la Vida, ya que éstas evitan muertes (guerras, asesinatos…), llevan al conocimiento (insulso logro que, sin embargo, engrandece las culturas y las civilizaciones) y hacen trascender al individuo, en su campo del saber o en su vida sentimental.

Actualmente, estimo que es el momento histórico de mayores excesos, dada la elevada producción industrial tras siglos de descubrimientos de los que gozamos (y que no valoramos, ni respetamos ni hacemos merecer).

La educación, así, debería haber sido intensificada en todos los ámbitos, pues el extremo desarrollo, tanto como la recóndita pobreza, suponen una gran responsabilidad del ser humano, cuando debiera tener lugar una ‘selección mental’ en todos los grupos sociales que representase y concluyese la actividad de a) la coexistencia de la humanidad, b) los códigos éticos de los fenómenos surgidos, c) la convivencia sana y feliz, d) la transformación responsable de lacras como el patriarcado o la religión.

Somos piezas hechas de pedazos, vulnerables y grandiosos. Creo que toda la melancolía de la persona es un ansia de progresar al inmovilismo, que la condición humana puede ser resuelta en tantas versiones como seres humanos existan y hayan existido. La persona se enfrenta a una ignorancia que agrede, invade y violenta: seamos el siglo de la Persona. @mundiario



     

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